La semana había sido muy lluviosa y fue un milagro que el sábado fuera el primer día con buen tiempo. Subimos por el valle de Conangles con mucho sol y agua por todas partes.
Empezando a patear, el día promete |
La subida es fuerte, aunque cómoda, y cuando llegamos al Lac de Rius sabíamos que ya teníamos bastante subida hecha. A pesar del buen tiempo, a partir de aquí empezó a haber bastante niebla, y del Lac vimos sólo una parte.
Llegando a la niebla a la altura del Lac de Rius |
Y había tanta agua corriendo por todas partes, el GR incluido, que una de las botas de Franky empezó a claudicar (también tenía que ver que era más vieja que Matusalén, seguramente): la suela empezó a despegarse y cuando estábamos llegando a la Restanca la situación era alarmante. Pasamos por encima de la presa que tenía una pinta fantasmagórica con la niebla, y entramos en el refugio, donde preguntamos si nos podían dar algún cordel para asegurar la bota, pero no tenían nada de nada (un poco raro). Comiendo se nos ocurrió utilizar en la puntera el cordel del fuet, que es bastante resistente, y, junto con una de mis polainas cogiendo la suela por detrás, Franky pudo seguir la marcha.
Presa del refugio de la Restanca, Londres |
Continuamos la marcha, y a partir del Estany de Cap deth Pòrt felizmente la niebla nos abandonó. Parece que entraba desde Arán y aquí ya no llegaba.
Estany de Cap deth Pòrt (menudo nombrecito) |
El mismo estany, pero mirando atrás |
Llegamos al Coll de Crestada, y disfrutamos de todos los estanys que había por nuestro camino antes de llegar al espectacular refugio de Ventosa i Calvell, al lado del bonito Estany Negre.
Coll de Crestada, entramos (¿o salimos?) en Aigüestortes |
El emplazamiento del refugio de Ventosa i Calvell es espectacular |
El refugio estaba muy lleno, y había incluso familias con niños pequeños porque desde la presa de Cavallers no es difícil llegar. Casualidades de la vida, en el refugio nos encontramos con unos amigos de Manolo, con los cuáles yo había andado una vez, y que iban a hacer más o menos el recorrido de Carros de Foc. ¡Habían salido por la mañana de Valencia, a eso de las 3:00 o 4:00 am y habían subido desde Arán! Desde luego, sarna con gusto no pica.
La cena en el refugio, muy buena, con la omnipresente botifarra, y la noche, bueno, mejor de lo que se podría esperar durmiendo absolutamente todos en la misma habitación, que tiene dos hileras corridas de literas, con lo cual habíamos un montón de personas durmiendo (y roncando) juntos. Y un calor impresionante.
Al día siguiente nos pusimos en marcha hacia el Besiberri Sud. Debido al mal estado de la bota de Franky, habíamos sopesado si abortar la ruta e ir a Cavallers a intentar contratar un taxi que nos llevará al coche, pero Franky decidió que seguíamos adelante. Eso es ser valiente; no sé yo que habría hecho en su lugar... Por fortuna Pablo, uno de los amigos de Manolo, nos había conseguido un cordel, y la situación estaba más bajo control.
El estany Negre desde el refugio, nada más hacerse de día |
Bajando, ¡adiós refu! |
Nos despedimos y fuimos bajando antes de girar a la derecha para enfilar la subida a los Besiberris. Al principio nos tocó la lotería porque nos alcanzaron un par de chicos que iban a hacer la cresta de los Besiberris, y como iban bastante equipados nos dieron muy generosamente un trozo largo de cordino. Pero ay, nos las prometíamos muy felices, porque al cabo de un rato comprobamos que había desaparecido de la bota. Incluso volví bastante atrás para ver si lo encontraba, pero en vano.
Seguimos subiendo, y hubo un momento en el que perdimos la senda y nos enriscamos un poco en una zona con bastante vegetación y lajas de roca. Al final encontramos el camino, y seguimos con la fuerte subida.
El Estany Negre quedándose muuuy abajo |
No quedaba mucho para llegar al Estanyet de Riumalo, quedamos en almorzar en la orilla y decidí adelantarme un poco. Llegué al estanyet y me senté a esperar a Franky. Y esperé, y esperé, así que al final extrañado volví hacia atrás. Me quedé de piedra cuando no conseguí verle, y de nuevo volví al Estanyet, pero ni rastro. No había estado en una situación así, y estaba bastante inquieto; finalmente decidí seguir hacia arriba para ver si lo veía, y finalmente le alcancé. Franky no me vio en el Estanyet y creía que había seguido. Me pegué un susto de muerte, enseñándome que en montaña es mejor no dejarse nadie atrás, y menos aún yendo sólo dos.
Seguimos subiendo y a lo lejos vimos neveros en los accesos a la cresta de los Besiberris, lo que nos asustó un poco porque no llevábamos ni crampones ni piolet, pero finalmente conseguimos sortearlos y llegamos al collado que separa el Comaloforno del Besiberri Sud. Tenía en mente ir al Comaloforno, pero se había hecho tarde, así que directamente subimos al Besiberri, ¡donde nos encontramos a los chicos que habían hecho toda la cresta mientras nosotros habíamos ido como caracoles! Pero en fin, estábamos supercontentos de haber hecho cima, y poder disfrutar de las vistas alrededor.
En la cima del Besiberri Sud |
El Aneto desde la cima |
En la cima nos asustaron un poco con la bajada inicial desde el coll d'Abellers hacia el valle de Besiberri, pero aunque sí que hay mucha pendiente y mucha piedra suelta (atención a la caída de piedras de gente por arriba), no es difícil. En la invernal del 2009 sin duda no llegamos aquí, y casi con total seguridad nos desviamos demasiado a la izquierda y acabamos subiendo a la cresta, en algún punto al norte del Besiberri Sud.
Seguimos bajando hacia el valle de Besiberri, con algo de nieve al principio y con muchos bloques de piedra después. ¡¡Qué diferencia respecto al 2009!! Mucho más incómodo de andar. En este punto a la otra bota de Franky empezó a despegársele la suela y cada vez el pobre iba más lento.
Bajando desde el coll de Abellers |
El Estany de Besiberri, aún lejano |
No paramos en el refugio en el que dormimos en el 2009 porque queda en un peñasco elevado, y no teníamos ya ni tiempo ni ganas de subir. Hicimos un merecido descanso en el Estany, donde remojamos los pies, y por último hicimos la bajada hasta el parking, que se nos hizo muy larga.
Los Besiberris al fondo |
Al llegar al coche nos bañamos en el río, y nos fuimos raudos hacia Valencia porque entre que la ruta había sido larga y el rollo de las botas, se había hecho supertarde. Desde entonces llevo siempre conmigo cordino, ja, ja.
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