Como Argelita está lejillos de Valencia, y la ferrata de la cueva de Pons no da para muchas horas, decidimos hacer este barranco después de comer.
Como íbamos dos coches, y somos un poco perros, hicimos combinación de coches. La pista que sube hacia el principio del barranco está en muy buen estado (con hormigón) en su mayor parte, y ya cuando no queda mucho, con tierra, no valiendo la pena seguir con el coche en cuanto empieza a empinarse de verdad.
Lo peor de este barranco es sin duda la aproximación una vez has dejado la pista, o bien nosotros no supimos encontrar la senda. El caso es que, desde que dejamos la pista hasta que llegamos a la cabecera, avanzamos penosamente en una bajada a través de bancales que nadie sabe cuándo fueron cultivados la última vez, llenos de monte bajo, de dos tipos: los que pinchan, y los que pinchan un huevo. Me gustaría ver a Rambo moverse por este terreno.
Nos temíamos la vegetación que nos íbamos a encontrar en el propio barranco, pero por suerte éste es bastante engorgado y limpio, con las instalaciones en buen estado. No es de decir: ahhhh!!, ooohhh!!, pero es un barranquete bonito y decente, donde te lo pasas bien. El último rápel fue el más pintoresco por las formaciones rocosas y porque es aconsejable montar un desviador.
Resumiendo, un barranco que está bien, exceptuando la aproximación. A nosotros nos vino muy bien para completar una buena jornada de montaña.
A veces hay magníficas vistas |
Vegetación muy profusa |
El último rápel, con desviador |
El último rápel, desde abajo |