domingo, 29 de diciembre de 2019

Vía ferrata de Foradada del Toscar, Huesca

Aprovechando que estábamos de paso porque el finde habíamos ido a subir al Posets, y que el domingo nos sobraba algo de tiempo, Toni y Carlos hicimos esta ferrata. El acceso es bastante directo, a pesar de tener que andar un rato por la pista forestal que sale de la N-260. Dicha pista tiene algunos tramos en buen estado, pero las rampas iniciales desde la carretera son demasiado si te estimas tu turismo.
En cualquier caso nos sirve de calentamiento para lo que está por llegar: un primer tramo de ferrata que sube muy vertical por una de las agujas de la zona metiéndose por el interior de la pared y volviendo a salir más arriba por fuera, y que para personas no acostumbradas a las alturas puede ser difícil de disfrutar (pero bueno, estamos en una ferrata, y es lo que nos gusta, ¿no?). A nivel de técnica o fuerza sin embargo es fácil, sin prácticamente ningún desplome y con muchos escalones (quizás incluso demasiados) para subir cómodamente.

La zona es superbonita
Un grupo que iba delante de nosotros, en la zona más vertical de la ferrata


Punto donde la ferrata se mete por dentro de la pared


Se llega a lo alto de la aguja, y se continúa por el segundo tramo, que empieza con un poco de bajada que nos recordará que subir es bastante más fácil que bajar, y continúa con un flanqueo por la pared de roca también muy aéreo, y con vistas impresionantes de la zona y de los Pirineos en la lejanía. Este tramo termina con un puente de planchas que se pasa muy cómodamente.

Flanqueo


Finalmente, el tercer tramo que empieza justo después del puente impresiona bastante menos por ser menos vertical y por tener menos exposición, aunque tiene algunas zonas en las que hay que usar la adherencia de la roca para subir, y que le da un toque divertido, con lo cual no da tiempo a aburrirse a pesar de ser un tramo bastante largo. Además las vistas son muy buenas porque ya estamos muy altos, e incluso los buitres volaban por debajo de nosotros (afortunadamente no les servimos de aperitivo). Por cierto, hay que andar con ojo con alguna de las cuerdas instaladas para ayudar en algún paso, porque las hay en bastante mal estado, con la funda totalmente desaparecida y el alma a la vista; es cierto que son pasos sin ningún tipo de peligro importante, pero alguien se puede llevar un susto.

Las vistas son realmente estupendas


Toni, el hombre araña

Esta cuerda está hecha polvo

Parte más alta de la ferrata, la N-260 allá abajo

La bajada muy empinada, ayudada al principio por algunas cuerdas, para evitar resbalarse, y después por una pedrera que nos deposita en el punto de inicio de la ferrata.

Resumiendo, una ferrata en un paraje superbonito, con un primer tramo muy vertical y aéreo, un segundo horizontal pero también con exposición, y uno tercero menos impresionante, pero también divertido. Por la sensación psicológica de vértigo, le daríamos K3 - K4; en cuanto a la necesidad de tener fuerza en los brazos o por pasos atléticos, yo diría que K3, ya que no tiene ninguna dificultad.

sábado, 28 de diciembre de 2019

Posets, Pirineos

Aprovechando el anticiclón después de las borrascas Elsa y Fabién, nos fuimos Félix, Jesús, Toni y Carlos a ver si conseguíamos subir al Posets desde el refugio de Ángel Orús. Por encima de los 2.000 metros había mucha nieve para ser diciembre, y los 3.370 metros que tiene este gigante no eran moco de pavo.

Salimos de madrugada de Valencia, y llegamos a Eriste a eso de las 14:30, después de un almuerzo y una comida dignos de la ocasión, ya que sabíamos que íbamos a quemarlos en los próximos días. Pero como somos un poco vagos y temíamos que se nos hiciese de noche, en lugar de dejar el coche en el pueblo, cogimos la pista que sale desde la central hidroélectrica y aparcamos en la explanada que hay a escasos metros de la cascada de Espigantosa. Nos habíamos ahorrado unos 400 metros de subida y un buen rato de pateo. Nos encaminamos hacia el refugio sobre las 15:15, encontrando nieve continua a partir de 1.700 - 1.800 metros; el camino es fácil incluso en invierno (si hay huella), y llegamos al refugio a las 17:10 sin tener que usar ni raquetas ni crampones.

Foto de arranque, los 4 jinetes del Apocalipsis

Llegando al refugio

La cena en el refugio estuvo bastante bien, en lo que se refiere a cantidad y calidad, y nos fuimos a la piltra bastante pronto porque pensábamos madrugar al día siguiente. Esta vez tuvimos suerte y en la habitación no tuvimos ningún plusmarquista mundial en ronquidos; algunos pedetes sí que se oyeron aquí y allá, hay que ver cómo afecta el mal de altura a algunos ;-)

A la mañana siguiente nos preparamos rápidamente y salimos sobre las 7:15, aún de noche. Esperábamos encontrar la nieve dura y nos habíamos puesto los crampones, pero nos equivocamos: los pocos días que había habido entre las últimas nevadas y el sábado no habían sido suficientes para transformar, había bastante nieve polvo en la que hundirse, y así la encontramos durante todo el día. Tuvimos suerte que delante iban otros dos grupos abriendo huella, y sólo bastante rato después alguno se cambió a las raquetas, con las que tampoco se iba mal.


Mucha nieve
A estas horas la luz era mágica

El sol hace acto de presencia, ya intuímos la canal Fonda a la izquierda

Sobre las 9:30 empezamos a subir la canal Fonda, que al principio es suave, y luego se empina, y llegamos al collado del Diente a las 10:15. Las vistas desde aquí hacia el Posets, el Espadas, su cresta y el Diente de Llardana eran inconmensurables. Había un alud de placa que daba miedo porque había caído desde la cresta de Espadas y había bajado muchísimos metros por el valle que pasa al pie del Pavots.

Comienzo de la canal

En esta zona el viente era en ocasiones fuertecillo y movía la nieve de aquí para allá
La parte alta de la canal hay que tomársela con paciencia
¡Menudo alud de placa!

El Diente de Llardana

Después de almorzar nos pusimos de camino hacia la cima, remontando el primer tramo, con una pendiente bastante acusada, recorrimos después la cresta, que tenía mucha nieve pero sin tramos delicados, y finalmente llegamos a la cumbre un poco antes de las 12:00, ¡¡objetivo conseguido!!


Félix en la cresta
Jesús, recién llegado al vértice

¡Objetivo conseguido!, el grupo al completo

Toni y detrás la cresta que viene desde Viadós, bastante más expuesta que la que viene de Ángel Orús


Dicen que el Posets tiene una de las mejores vistas del Pirineo, y es verdad, se podía ver cimas hasta donde se perdía la vista, sin pizca de niebla

Las Maladetas, y su rey, el Aneto
Garmo Negro, Infiernos, Vignemale, Frondellas, Balaitús
Monte Perdido, Cilindro, etc.
Gourgs Blancs, Clarabides, Gías, etc.
Carlos tapando el Espadas y su cresta. Un poco más a la izquierda y bastante más abajo, el Pavots
El alud de placa en el Espadas, viéndose hasta donde llegó en el valle

Comimos en la cima porque hacía muy buena temperatura, y muy poco viento, y emprendimos el camino de vuelta a las 13:10, después de haber disfrutado como enanos durante más de una hora (no entiendo cómo había gente que pasaba escasos minutos en la cima). Bajamos con cuidado el tramo de cresta, y después de bajar el tramo más empinado de la canal Fonda nos cambiamos a las raquetas, que en esta ocasión me dejaron bastante mejor sabor de boca que la última vez, porque en esta ocasión la nieve era polvo y se clavaban bastante mejor que con la nieve primavera del Garmo Negro a principios del 2019, aunque indudablemente cuando la bajada es acusada no dan la seguridad de los crampones, ni de casualidad.

Regresando por la cresta
Sombras alargadas. En diciembre el día es muy corto y hay que ir con ojo

Acabamos más o menos a las 16:15. La cena en el refugio también buena, como el día anterior, y la noche mejor para olvidar porque habían encendido la calefacción y ya al acostarnos el calor y el olor a humanidad eran insoportables. Al día siguiente nuestro grupo parecía Zombieland, a excepción de Jesús que durmió las dos noches como un bendito. Habíamos pensado en volver al coche por el GR pasando por el collado de la Plana, Batisielles y el valle de Estós, pero la distancia era larga, además luego había que jugársela con el autostop a Eriste, y la hora y media que no nos quitaba nadie para subir donde habíamos dejado el coche, así que otra vez será.

Para repetir.... ¡Y repetiremos, algún día! Aunque pensándolo bien, hay muchos sitios en Pirineos donde ir.

domingo, 15 de diciembre de 2019

Los Chorros. Sifón Vera. Riópar. Albacete.

De nuevo nuestros amigos murcianos tenían permiso para entrar en Chorros. Esta vez la idea era llegar hasta el sifón Vera por la parte fósil sin tener que mojarnos cruzando el lago del Brillo con barca. Si pensarlo demasiado, para Albacete que nos fuimos Lolo, Félix y Toni. Allí nos encontramos con Chipolo, Javi y Everesting.

Tras el almuerzo de rigor, nos fuimos al aparcamiento de Chorros. Nos sorprendió que estaba abierto y no había que pagar.

Tras equiparnos iniciamos la subida hacia la boca. Nada más empezar ya nos sorprendió la cantidad de agua que llevaba el río, de hecho nos costó hasta cruzarlo sin mojarnos los pies.

Una vez en la boca, nos pusimos los aparatos y los escarpines. Aunque la idea era no mojarnos, con la cantidad de agua que salía, hacer todo el recorrido con los pies secos era imposible.

Sin grandes dificultades poco a poco fuimos avanzando hasta llegar al lago del Brillo. En este punto hinchamos nuestras 2 barcas y de 2 en 2 ayudados por el hilo guía fuimos cruzando con mucho cuidado. El nivel de los lagos era muy alto y en el paso más estrechos las lanchas neumáticas pasaban muy justas al lado de rocas afiladas. Tras todos estos años haciendo espeleo, era la primera vez que navegaba en una cueva, una nueva experiencia de lo más gratificante, sólo por las risas ya valió la pena.

Tras "desembarcar" al otro lado de los lagos (no es sencillo), continuamos el camino a pie hasta el sifón Vera. En este punto la morfología de la cueva cambia bastante, con algún paso que aunque no es complicado sí que es algo expuesto. Una vez en el sifón y tras disfrutar un rato del lugar emprendimos el camino de vuelta.

Desde aquí me gustaría dejar una nota a los que habían abandonado un piraucho roto: vosotros no sois espeleólogos más bien unos cerdos.

Tras 5 horas y media disfrutando llegamos de nuevo a la salida. Una cueva preciosa, que tras visitarlas ya unas cuantas veces no deja de sorprendernos. Un pedazo de cueva!!!


Los 6 componentes.

La boca


Empezando la visita

Ascendiendo la pértiga


Superando el pasamanos


Hay salas de gran amplitud

Preparándonos para la navegación

Patrón y marinero...

Impresionante la fuerza del agua, un resbalón sería fatal

El sifón Vera


Un corto y estrecho paso


Aún luz en la salida