domingo, 30 de mayo de 2021

Ferrata del Sorrosal, Broto

 Tras nuestra aventura fallida de dos jornadas a los Infiernos, queríamos aprovechar la mañana del domingo, y tras pensarlo un poco nos fuimos a la vía ferrata en la cascada del Sorrosal, en Broto. Tras almorzar en un bar que hay al lado del río y muy cerca del inicio de la vía, recogimos los bártulos del coche y nos fuimos al principio, situado al lado de donde cae la cascada.

La ferrata en sí es bastante fácil (de iniciación), pero es muy bonita. Tiene un primer tramo para calentar hasta que llegamos a las escaleras que suben en paralelo a la supercascada del Sorrosal, y luego nos metimos por el túnel que nos lleva la parte del barranco por el que baja el agua que alimenta la cascada. En esta ocasión el túnel estaba seco porque la compuerta que abren para regar estaba cerrada. Por una parte es una lástima porque habría sido más interesante (en el túnel hay apoyos para los pies), pero por otra supongo que disminuye el caudal de la cascada.

Parte inicial

Flanqueo entre la parte inicial y las escaleras

Las escaleras y las vistas desde ellas son espectaculares

Broto al fondo, antes de meternos en el túnel que nos pasa a la parte del barranco

La parte de la ferrata que discurre por el barranco es muy bonita e interesante, aunque por desgracia un poco corta, y finalmente se sube por un camino equipado en varios tramos, tras lo cual se baja por una senda muy marcada de vuelta a Broto.

El barranco es chulísimo. Tiene un puente tibetano superfácil



Aquí se acaba la parte más espectacular

Pero la senda de vuelta tiene muy buenas vistas de Broto...

...y de la cascada del Sorrosal
 

Lo que no hicimos, por no tenerlo en mente y no ir preparados (neoprenos, cuerdas, etc.), fue el descenso rapelando por la cascada (con lo cual ya no se hace parte del barranco y la senda de vuelta al pueblo). Vimos la reunión en el punto donde el barranco se precipita a la cascada, pero eso fue todo. De todas formas, lo normal debe de ser hacer el descenso de la cascada junto con el resto del barranco, que empieza bastante más arriba.

Al finalizar la excursión acabamos comiendo queso artesano, embutidos y bebiendo cerveza artesana en un sitio situado al lado de la cascada, donde crían ovejas, cabras y demás.

sábado, 29 de mayo de 2021

Infiernos, Pirineos

 Por fin la primera salida a Pirineos tras acabar el segundo confinamiento perimetral y de mi desafortunada rotura del tendón de Aquiles. Para la ocasión nos juntamos nueve montañeros porque todos teníamos muchas ganas tras varios meses de sequía pirenaica: Vicente, Manolo, Niki, Cone, Óscar, Fabio, Vicente, Alejandro y Carlos. Salimos el viernes de madrugada y a primera hora de la tarde ya estábamos aparcados al lado del refugio de Casa de Piedra.

Parte del equipo en la esplanada del balneario, con el Argualas al fondo
 

La idea era subir por la tarde al refugio de Bachimaña, dormir en él, y al día siguiente subir a los Infiernos, bajando después por el corredor sur y el collado de Pondiellos. La mayoría subiríamos por el ibón de Tebarray, excepto Vicente y Fabio que son más experimentados y atrevidos y subirían por el corredor norte de los Infiernos (con piolets técnicos, cuerdas y demás).

La subida al refugio la hicimos sin contratiempos ni nada digno de reseñar; en menos de 2 horas ya habíamos llegado, y la verdad es que hubo poca gente al ser viernes. La cena fue bastante buena tanto en calidad como en cantidad, y con el vino que sirvieron en breve todos estuvimos aún más contentos si cabe, jajaja.


En el refugio de Bachimaña, construido no hace muchos años

El sábado nos levantamos muy pronto y a las 5:00 ya estábamos andando: la razón de madrugar tanto era que podía haber posibles tormentas a partir de mediodía. Salir de noche con los frontales es algo mágico que todos deberíamos probar alguna vez, pero lo cierto es que estaba oscuro como la boca del lobo, y tuvimos algún problemilla de orientación al principio porque pronto había bastante nieve y no era factible seguir el GR, que es más para verano. Pero sin muchos problemas llegamos al ibón Azul Inferior, con los crampones ya puestos, aunque más por quitarnos peso de la mochila y andar más cómodos, que por ser necesarios.

Menos mal que no se nos ven las caras, porque estábamos aún dormidos

En el ibón Azul Inferior

Progresando a buen ritmo hacia el cuello de los Infiernos, el Vignemale apareciendo por detrás

Ya veíamos los Infiernos, y el corredor norte al que se dirigían Fabio y Vicente

Fabio y Vicente habían salido ya del refugio con un paso más vivo, pero nosotros también llevamos buen ritmo y antes de las 8:00 ya habíamos llegado al ibón de Tebarray. El día había salido más o menos soleado, pero pronto empezó a llegar nubosidad del oeste, aunque por el momento parecía aguantar. Hasta este punto nos había ido rodado, pero a partir de entonces la cosa se estropeó. En primer lugar, la subida desde el ibón hacia arriba se nos hizo muy pesada porque había más de un palmo de nieve sin transformar, seguramente de alguna de las últimas nevadas; en segundo lugar, la huella que había se salía de la ruta más habitual que va más directa siguiendo la parte alta de la cresta, pero decidimos seguirla porque la ruta habitual es más bien para verano.

Ibón y pico de Tebarray

Subida hacia la cresta, que resulto costosa por tanta nieve blanda

La inclinación en los metros finales era importante

El caso es que cuando llegamos al punto en que la huella en la nieve cruzaba al otro lado de la cresta, vimos que allí había un caos de roca y nieve que nos iba a costar atravesar. Quizás lo más práctico habría sido buscar la parte alta de la cresta, donde no había nieve, pero fuimos siguiendo hitos que iban a media ladera (en este sitio hay tantos hitos diversos que al final acabas mareado) y después de un rato nos encontramos algunos neveros muy inclinados con nieve primavera que no nos dieron mucha confianza. Eso, unido a que en el grupo íbamos algunos con poca experiencia y un poco (o bastante) acojonados porque el patio no era desdeñable, y que para más inri las nubes empezaban a rozar "cariñosamente" el Garmo Blanco y las cimas circundantes, nos hizo desistir y decidimos volvernos por donde habíamos venido, lo cual era un rollazo porque la distancia para volver al parking en el balneario iba a ser importante.

Descansando un poco al encontrarnos el percal al otro lado de la cresta

No nos esperábamos tanta dificultad, que para algunos fue demasiada
 

Así que vuelta a recorrer el penoso camino hasta el cruce de la cresta que nos dejó justo encima de la ladera que baja al ibón de Tebarray, y de ahí abajo ya fue todo de nuevo muy fácil. Incluso nos encontramos a un chico del equipo de montaña andaluz que iba corriendo con zapatillas, pantalón corto y camiseta. Para nosotros lo único positivo de volver por Bachimaña fue ver el embalse y las inmediaciones del refugio con luz, ya que habíamos salido completamente de noche.

En el refugio hicimos una parada para comer y beber

 

Al final hubo una tímida tormenta cuando estábamos llegando al balneario, y poco más. Por su parte, Vicente y Fabio, que son unos máquinas, sí que consiguieron hacer cima. Se encontraron mucha nieve bastante antes de empezar el corredor, lo cual les retrasó algo, pero después lo subieron sin problemas con los piolets como dos jabatos, y visitaron las cimas oriental y central. Finalmente bajaron por el corredor sur que tenía aún mucha nieve, pero muy blanda, con lo cual no había mucho peligro, y se plantaron en un abrir y cerrar de ojos en el balneario.

Y poco más que contar, cena y hotel en Panticosa, y a dormir. Habrá que volver a los Infiernos, y para un servidor ya será el tercer intento... ¡¡Grrrr!!

domingo, 16 de mayo de 2021

Barranco de la Maimona. Montanejos. Castelló

Hacía años que quería descender este barranco. Como aún no había entrado el verano, el barranco debía llevar un buen caudal y como además anunciaban un día de mucho calor, pensé que era el día perfecto así que hacia Montanejos que nos fuimos Raquel, Mª José, Andrea, Laia, Jorge y Toni (yo mismo).

Tras informarme de las rutas y tracks, decidimos hacer combinación de vehículos para evitarnos la caminata. El primer coche lo dejamos en Montanejos y nos fuimos con la furgo hacia los Calpes para recorrer la pista que nos lleva al inicio del barranco. Aquí os podéis descargar el track del barranco donde hay un waypont de parking. El camino desde los Calpes no está en muy buenas condiciones, por lo que con un vehículo normal quizás puede ser complicado llegar hasta el final de la pista. POr lo que leí, hay varios "inicios" del barranco por lo que podemos acortar algo el descenso, en nuestro caso optamos por el barranco completo.

Una vez aparcamos y después del almuerzo de rigor, nos equipamos con neopreno completo y al agua!.

Es cierto que al principio y en otras zonas el barranco se hace algo monótono, ya que sólo hay que andar y andar, pero aún así, se disfruta del paisaje. La monotonía se rompe con buenos saltos, pequeños toboganes y cuando llegamos a las zonas más engorgadas. Una preciosidad.

Sin ningún contratiempo llegamos a la presa final, que superamos ayudándonos de un cable y luego descendiendo los altos escalones.

Superada ésta, hay algunos tramos de ferrata horizontal a ras del agua que podemos recorrer si no queremos mojarnos más o tenemos ganas de divertirnos.

Sin pérdida, llegamos a Montanejos.

Un barranco precioso, con zonas espectaculares. La verdad es que quedé gratamente sorprendido. Si tuviera algunos rápeles habría que hacer cola para descenderlo ya que no es necesario ningún tipo de material de descenso. Como decía antes, excepto por los tramos de andar, un barranco altamente recomendable. En total estuvimos unas 4 horas sin ninguna prisa y disfrutando del paisaje y repitiendo los saltos.

Nota: Aunque no tiene ningún rápel, que cada uno valore su experiencia a la hora de descender este barranco.

Pequeños toboganes

Divertidos saltos



Hay zonas en las que tendremos que nadar

La zona de la Campana, posiblemente la parte más espectacular del barranco

En esta roca hay montada una vía de escalada con presas artificiales

El salto más espectacular






El paisaje no dfrauda

Llegando a la presa

Superando la presa

Pequeñas ferratas para superar las zonas inundadas





sábado, 8 de mayo de 2021

Ferrata de La Piqueta y barranco de Carboneras, Espadilla (Castellón)

Este domingo nos juntamos en Espadilla Raquel, Laia, Andrea y Toni, por un lado, y Carlos por otro. Hacía ya unos cuantos meses que no nos veíamos, y fue muy reconfortante volver a encontrarnos. El plan era hacer la vía ferrata de La Piqueta y, para completar el día, el barranco de Carboneras, que sigue el curso del río Pequeño (tan pequeño, que el barranco era seco casi por completo, y menos mal porque no íbamos preparados).

Aparcamos los coches al lado del polideportivo, donde hay un cartel explicativo de la ferrata, y en un abrir y cerrar de ojos nos plantamos en el inicio de ésta, que es muy corta, pero a la vez tiene algunos pasos un poco atléticos, por lo que iniciarse en el mundillo de las ferratas con ésta puede ser demasiado "emocionante" para algun@. También es muy vertical porque básicamente es una pared.



 

Una vez acabada la ferrata, cogimos la senda de regreso, pero sin llegar a los coches giramos a la derecha para ir hacia la cabecera del barranco, siguiendo la senda principal por la que se sube a la peña Saganta, y que al parecer es el antiguo camino de Espadilla a Áyodar.

Curiosamente, antes de llegar a la cabecera del barranco se atraviesa un túnel artificial con una reja que siempre está abierta, y que se excavó para pasar una tubería de agua.

El túnel de 30 metros, para el que no es necesaria luz
 

El barranco es bonito, con rápeles fáciles y con mucha vegetación, que cuando nosotros fuimos no dificultaba la marcha. En el primer rápel había algo de agua, que pudimos evitar, y en el último había un buen charco; como no queríamos mojarnos, decidimos no hacerlo y escaparnos por la izquierda.

 




 

Así que, un buen día facilito con estas dos actividades que por sí solas se quedarían un poco cortas, pero que juntas se complementan muy bien.