sábado, 23 de febrero de 2019

Sima de la Higuera. Caudiel. Castelló.

En esta ocasión el grupo lo formábamos Lolo, Jose, Ana, Raquel y Toni.  La idea inicial era visitar las simas Gótica que ya conocía 3 de los 5 componentes, y la de la Higuera que sólo la había visitado Lolo. La sorpresa fue cuando llegamos a la Gótica y vimos que ésta estaba "ocupada", para no tener que esperar cambiamos de planes y nos fuimos a visitar primero la de la Higuera.

La instalación es muy sencilla, ya que se encuentra instalada con químicos, 2 anillas de cabecera, más otras 2 que forman el único fraccionamiento. Es suficiente con una cuerda de 25 metros. Prever un antirroce a en su defecto una saca, para el roce que hay justo antes del primer fraccionamiento.

Una vez en la base del pozo, podemos deleitarnos de las preciosas imágenes que nos brinda esta corta pero estética cavidad. Recomendamos realizar la visita en sentido horario (de esta forma nos dejamos la parte más bonita para el final). Tiene varios destrepes y pasos estrechos, y gateras, e incluso una pequeña sima que nos descendimos (no teníamos cuerda y además está bastante peligrosa debido a la caída de tierra y piedras), pero realmente no tiene casi recorrido, ya que la cavidad está formada por una gran sala formada por el hundimiento del terreno.

En total la visita "husmeando" por todos los recovecos y haciendo mil fotos nos llevó unas 2 horas.

Después por un asunto que nos obligaba volver pronto a València, tuvimos que dejar la Gótica para otra ocasión.























Garmo Negro, Pirineos

Aprovechando un bloqueo anticiclónico más seco que un pañal Dodot, Niki y yo (Carlos) nos fuimos a subir al Garmo Negro. De hecho, la previsión era de demasiado calor, que para nuestros planes era un inconveniente porque precisamente esta montaña tiene fama de avalanchosa. El peligro de aludes estaba durante la semana entre débil y moderado, pero para el sábado en las horas centrales del día podía subir a notable.

Pero en fin, allá que nos fuimos el viernes a mediodía, llegando por la tarde al refugio de Casa de Piedra en Panticosa, donde nos íbamos a alojar. Al estar a pie de carretera pierde un poco de encanto respecto a otros refugios que están perdidos en la montaña, pero a nosotros nos venía de maravilla. Nos acomodamos, y fuimos a dar un voltio por la explanada del balneario, contemplando el estanque que tenía una buena capa de hielo. Desde allí ya vimos desde lejos nuestro objetivo del día siguiente, estando la cima 1.500 metros más arriba de donde nos encontrábamos. El gran desnivel es el "problemilla" de esta ascensión.

Anochece en el macizo de Argualas, visto desde la explanada del balneario

Al día siguiente empezamos a andar antes de las 7:00, un poco tarde para mi gusto, y con más temperatura que al irnos a dormir la noche anterior. Tuvimos problemas iniciales para encontrar la ruta (en parte por culpa de la pista de esquí de fondo que balizan en invierno) y con las raquetas ya puestas íbamos como patos mareados, pero al final nos topamos con la senda bien clara. Anduvimos unos minutos completamente de noche, con los frontales, pero pronto empezó a clarear. Fue fantástico ver las luces del balneario quedándose abajo conforme subíamos.


El balneario se va quedando abajo, el día comienza

La ruta no tiene mucha pérdida, aunque en un momento de despiste nos dimos cuenta por el track que nos íbamos hacia el Feniás, y corregimos rápidamente.

Niki con el Feniás, el Argualas y el Algas al fondo

Cuando llegamos a la Majada Alta y se despejó el paisaje de árboles, cambiamos de las raquetas a los crampones, y vimos que se iba igual de bien o incluso mejor. Esto de las raquetas es un pésimo sustituto de los esquís de travesía: a mi parecer sólo funcionan bien en llanos o pendientes moderadas donde la nieve sea polvo y andar con crampones sea inviable por hundirnos miserablemente. En cualquier otra situación, sirven de bien poco, y especialmente dan mucha inseguridad en flanqueos y en bajadas con bastante pendiente. Resumiendo, para alta montaña se aprovechan poco, son aparatosas y pesan bastante.

Al fondo el Garmo Negro y la aguja de Pondiellos, y más abajo el corredor que conduce al collado de Pondiellos

Al llegar más o menos a la altura del corredor que sube hacia el collado de Pondiellos nos alcanzó el sol, y la nieve cambió radicalmente. Hasta entonces había estado dura, ideal para los crampones, y en breve pasó a estar primavera. Fugazmente pensamos en la idea de subir hacia Pondiellos para después flanquear por debajo de la aguja de Pondiellos y el Garmo Negro, pero finalmente decidimos ir a lo seguro y subir por la ruta normal, que gira a la izquierda dejando el corredor hacia Pondellos a la derecha... La pala que sube por el barranco de Argualas antes de girar al noroeste hacia el collado de Argualas se nos hizo eterna, intentado pisar sobre las huellas de esquiadores para hundirnos menos, y eso que sólo son 300 metros de subida.

Esta subida se nos hizo eterna, por el calor y la nieve papa que había. ¿Nos habíamos equivocado y subíamos los Infiernos? Eso nos parecía...


Por fortuna nada más girar hacia el collado el viento que soplaba ahí desde el norte refrescaba y la calidad de la nieve mejoró algo. Haciendo zetas, llegamos al collado de Argualas (2.936m), que estaba espectacular de nieve. Llevábamos ya 1.300 metros de subida hechos, y estábamos cansados, pero olíamos la victoria.

En el collado. El Vignemale omnipresente al fondo

La pala final que conduce a la cima del Garmo Negro tiene en los libros un 40º máximo de inclinación, y pendiente desde luego tiene. La huella salía tiesa desde el collado hacia la cima, aunque se puede suavizar un poco si se continúa en el collado un poco más hacía el norte y luego se gira hacia la cima, ya que en esa zona hay laderas un pelín más suaves (y nos dijeron que el camino de verano va por ahí). Pero en fin, la huella era tentadora, así que fuimos como todos: unas veces a saco en vertical hacia arriba, y otras veces haciendo zetas para descansar un poco los pulmones, el corazón y los tendones de Aquiles, llegando finalmente a la cima (3.066m), a eso de las 11:00. Un poco más tarde de lo previsto para mi tranquilidad personal en lo que a aludes se refiere, pero contentísimos.

Niki en los últimos metros

La cima es alargada. Aquí estamos en el extremo

En la cima no había casi gente porque al fin y al cabo habíamos madrugado más que la mayoría, y nos deleitamos largo y tendido con las vistas impresionantes que había, y más aún porque la visibilidad era buenísima... No la recuerdo tan buena en ninguna de mis otras salidas en Pirineos, ¡se veía hasta el Moncayo!

El Vignemale, majestuoso, hace parecer enano al Yuans

El Midi a lo lejos
Tirando de zoom: Astazus, Cilindro, Perdido, Gavarnie, Taillón... ¡Menuda visibilidad!

Los Infiernos y su inconfundible marmolera. En primer plano, el diablillo Niki

El Balaitús con sus crestas y las Frondellas. Los tenemos todos pendientes, a ver si este verano...

Comimos algo y emprendimos el descenso un poco antes de que llegara una marabunta de montañeros y esquiadores, ratificando que en general en la montaña a quien madruga Dios le ayuda. La tarde de antes Niki había pensado que si nos sobraba tiempo podríamos probar a subir al Algas y al Argualas, que están al lado, pero después de la subida ya no nos quedaban fuerzas ni ganas, y sin ni siquiera discutirlo nos fuimos para abajo. Estando nosotros por allí sólo vimos a dos esquiadores aventurarse hacia el Algas... Está claro que el 99% somos de ideas fijas.

La pala de bajada desde la cima al collado

Pedazo de vista desde el collado hacia el balneario

Ya bajando

Yuans, Baciás, Batanes, Brazatos, etc.

La bajada fue sencilla, aunque hundiéndonos bastante, y ojito con la pala inicial hasta el collado si la nieve está dura. Ya casi llegando al refugio a eso de las 15:45 estuvimos hablando con un par de esquiadores que ese día habían subido a los Infiernos. Desde el Garmo Negro el corredor de subida parecía muy vertical, pero nos dijeron que tiene más o menos la misma inclinación que la pala final del Garmo Negro... Así que es una posibilidad para otra salida invernal. Como acabamos prontito, nos fuimos de compras y a tomar algo a Biescas.

El domingo antes de volver a casa teníamos la idea de ir a patear un poco en la zona del Portalet (quizás subir al Estremere y Peyrelue), pero al salir a las 8:30am a la carretera que va hacia Formigal el tráfico era tan lento a causa de las hordas de esquiadores, que con pesar decidimos desistir de nuestro plan. ¡Menos mal que el sábado nos salió redondo y nos lo pasamos superbien! ¡Aunque a ver si el invierno que viene es más normal y nieva más, que para que el Pirineo esté muy verde como nos gusta tiene que hacer mal tiempo de vez en cuando!

Pano desde el balneario el domingo por la mañana. ¡Adiós, macizo de Argualas, hasta la próxima!


domingo, 17 de febrero de 2019

Ski a Vallnord. Andorra.

L'any passat per diferents motius al final no poguerem a esquiar.

Enguany, quan va surgir l'oportunitat no la desaprofitàrem. S'anunciava un cap de setmana espectacular amb sol i bones temperaturas de neu pols...

Així que cap a Andorra ens escapàrem, en este cas a Vallnord.

El dissabte pujàrem des de la Massana, on podem agafar el telesfèric des de l'aparcament (8 euros tot el dia si ho paguem en l'estació). L'estació no es massa gran però perfecta per a un cap de setmana.

El diumenge pujàrem amb el cotxe a Pal i agafàrem el funicular que ens acosta a la zona d'Arinsal. Esta part de l'estació és més menuda però ens va sorprende molt gratament, amb una neu pols millor encara que en la parta de Pal i amb unes pistes amples i molt divertides amb diferents dificultats.

A més a més, tot el cap de setmana sense fer cues, la única cua va ser la d'eixida (i entrada) d'Andorra per culpa de l'aduana espanyola... 1 hora de cua mínim... (bé, millor fer cua en el cotxe que no en les pistes...)

Un cap de setmana espectacular!!!!