sábado, 28 de diciembre de 2019

Posets, Pirineos

Aprovechando el anticiclón después de las borrascas Elsa y Fabién, nos fuimos Félix, Jesús, Toni y Carlos a ver si conseguíamos subir al Posets desde el refugio de Ángel Orús. Por encima de los 2.000 metros había mucha nieve para ser diciembre, y los 3.370 metros que tiene este gigante no eran moco de pavo.

Salimos de madrugada de Valencia, y llegamos a Eriste a eso de las 14:30, después de un almuerzo y una comida dignos de la ocasión, ya que sabíamos que íbamos a quemarlos en los próximos días. Pero como somos un poco vagos y temíamos que se nos hiciese de noche, en lugar de dejar el coche en el pueblo, cogimos la pista que sale desde la central hidroélectrica y aparcamos en la explanada que hay a escasos metros de la cascada de Espigantosa. Nos habíamos ahorrado unos 400 metros de subida y un buen rato de pateo. Nos encaminamos hacia el refugio sobre las 15:15, encontrando nieve continua a partir de 1.700 - 1.800 metros; el camino es fácil incluso en invierno (si hay huella), y llegamos al refugio a las 17:10 sin tener que usar ni raquetas ni crampones.

Foto de arranque, los 4 jinetes del Apocalipsis

Llegando al refugio

La cena en el refugio estuvo bastante bien, en lo que se refiere a cantidad y calidad, y nos fuimos a la piltra bastante pronto porque pensábamos madrugar al día siguiente. Esta vez tuvimos suerte y en la habitación no tuvimos ningún plusmarquista mundial en ronquidos; algunos pedetes sí que se oyeron aquí y allá, hay que ver cómo afecta el mal de altura a algunos ;-)

A la mañana siguiente nos preparamos rápidamente y salimos sobre las 7:15, aún de noche. Esperábamos encontrar la nieve dura y nos habíamos puesto los crampones, pero nos equivocamos: los pocos días que había habido entre las últimas nevadas y el sábado no habían sido suficientes para transformar, había bastante nieve polvo en la que hundirse, y así la encontramos durante todo el día. Tuvimos suerte que delante iban otros dos grupos abriendo huella, y sólo bastante rato después alguno se cambió a las raquetas, con las que tampoco se iba mal.


Mucha nieve
A estas horas la luz era mágica

El sol hace acto de presencia, ya intuímos la canal Fonda a la izquierda

Sobre las 9:30 empezamos a subir la canal Fonda, que al principio es suave, y luego se empina, y llegamos al collado del Diente a las 10:15. Las vistas desde aquí hacia el Posets, el Espadas, su cresta y el Diente de Llardana eran inconmensurables. Había un alud de placa que daba miedo porque había caído desde la cresta de Espadas y había bajado muchísimos metros por el valle que pasa al pie del Pavots.

Comienzo de la canal

En esta zona el viente era en ocasiones fuertecillo y movía la nieve de aquí para allá
La parte alta de la canal hay que tomársela con paciencia
¡Menudo alud de placa!

El Diente de Llardana

Después de almorzar nos pusimos de camino hacia la cima, remontando el primer tramo, con una pendiente bastante acusada, recorrimos después la cresta, que tenía mucha nieve pero sin tramos delicados, y finalmente llegamos a la cumbre un poco antes de las 12:00, ¡¡objetivo conseguido!!


Félix en la cresta
Jesús, recién llegado al vértice

¡Objetivo conseguido!, el grupo al completo

Toni y detrás la cresta que viene desde Viadós, bastante más expuesta que la que viene de Ángel Orús


Dicen que el Posets tiene una de las mejores vistas del Pirineo, y es verdad, se podía ver cimas hasta donde se perdía la vista, sin pizca de niebla

Las Maladetas, y su rey, el Aneto
Garmo Negro, Infiernos, Vignemale, Frondellas, Balaitús
Monte Perdido, Cilindro, etc.
Gourgs Blancs, Clarabides, Gías, etc.
Carlos tapando el Espadas y su cresta. Un poco más a la izquierda y bastante más abajo, el Pavots
El alud de placa en el Espadas, viéndose hasta donde llegó en el valle

Comimos en la cima porque hacía muy buena temperatura, y muy poco viento, y emprendimos el camino de vuelta a las 13:10, después de haber disfrutado como enanos durante más de una hora (no entiendo cómo había gente que pasaba escasos minutos en la cima). Bajamos con cuidado el tramo de cresta, y después de bajar el tramo más empinado de la canal Fonda nos cambiamos a las raquetas, que en esta ocasión me dejaron bastante mejor sabor de boca que la última vez, porque en esta ocasión la nieve era polvo y se clavaban bastante mejor que con la nieve primavera del Garmo Negro a principios del 2019, aunque indudablemente cuando la bajada es acusada no dan la seguridad de los crampones, ni de casualidad.

Regresando por la cresta
Sombras alargadas. En diciembre el día es muy corto y hay que ir con ojo

Acabamos más o menos a las 16:15. La cena en el refugio también buena, como el día anterior, y la noche mejor para olvidar porque habían encendido la calefacción y ya al acostarnos el calor y el olor a humanidad eran insoportables. Al día siguiente nuestro grupo parecía Zombieland, a excepción de Jesús que durmió las dos noches como un bendito. Habíamos pensado en volver al coche por el GR pasando por el collado de la Plana, Batisielles y el valle de Estós, pero la distancia era larga, además luego había que jugársela con el autostop a Eriste, y la hora y media que no nos quitaba nadie para subir donde habíamos dejado el coche, así que otra vez será.

Para repetir.... ¡Y repetiremos, algún día! Aunque pensándolo bien, hay muchos sitios en Pirineos donde ir.

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