sábado, 3 de agosto de 2019

Vallibierna, Pirineos

Ya hacía mucho tiempo que no iba a Pirineos en agosto porque me gusta más ir con nieve, pero dado que tenía a mi familia en Polonia y yo por cambiar de trabajo no había podido acompañarles, no dejé pasar la oportunidad, y para allá que nos fuimos Vicente y yo (Carlos). El objetivo de la salida: subir al Vallibierna y su vecina la tuca de Culebres, ver si nos cagábamos de miedo en el vertiginoso paso del caballo que hay entre ambas, y de paso visitar la zona de Llauset, completamente desconocida para nosotros.

Como trabajaba yo hasta las 15:00 el viernes, raudos y veloces fuimos hacia Vielha, y llegamos al aparcamiento al lado del embalse de Llauset a eso de las 21:00, cuando faltaba apenas media hora para anochecer. Por cierto, que la carretera desde el pueblo de Aneto hasta el embalse tiene bastantes trozos que están fatal, pero con paciencia se puede ir en un turismo convencional, y mejor no parar mucho porque se ven aquí y allá quitamiedos abollados, supongo que de los bolos que caen de vez en cuando. En fin, nos pusimos en marcha rápidamente, en dirección al refugio de Cap de Llauset, y sin mayores problemas llegamos a la cabaña de Botornás al lado del ibón homónimo, eso sí, a la luz de los frontales porque además no había luna. No teníamos muy claro si dormir en la cabaña o fuera, pero nada más verla decidimos rápidamente: había un único colchón supersucio, y aquí Spider-man estaría como en casa... Arañas por todos los lados, que no eran tarántulas, pero que nos convencieron de vivaquear fuera. Aparte que dentro había hasta sacos de cemento y un antiguo cartel metálico del parque natural que hacía las veces de mesa. En cualquier caso, hizo una noche ideal, no muy fría y con un poco de viento que creo que ayudó a que no hubiera nada de rocío. Y el firmamento como siempre espectacular.

Al día siguiente madrugamos bastante y a las 6:10 nos pusimos en marcha, ya amaneciendo. Pasamos junto al refugio guardado de Cap de Llauset, que desde aquí parece que esté haciendo equilibrios en el vacío, y nada más pasarlo abandonamos el GR para torcer a la izquierda y empezar a subir ya en serio. Dejamos a la derecha el desvío al collado de Vallibierna, y fuimos siguiendo el track pasando al lado de los diferentes ibones que hay por el camino, y que dan gran belleza al recorrido.

El primero de los ibones, y al fondo ya al sol el macizo del Vallibierna

El mismo ibón, desde más arriba

Aquí empieza la subida final a la arista cimera

Finalmente enfilamos la senda que tras varias lazadas nos dejó en la antecima. Desde ahí sólo queda recorrer la arista, que es bastante ancha para llegar al Vallibierna (3.059 m). Las vistas estaban bien, pero la verdad es que las he visto bastante mejores en Pirineos, en parte porque en el Garmo Negro este febrero y en el Balaitús este mayo la visibilidad era brutal (es lo que tiene el frío), y también porque la zona de Llauset está ya un poco alejada de otras cimas, excepto del macizo de las Maladetas al norte. Una cosa interesante precisamente desde la cima son el pico de Llauset y la tuca Guadieso al sur, porque tiene una morfología y un color superraros, más parecidos a un volcán que a Pirineos.

Las Maladetas, incluyendo el Aneto, desde la cima del Vallibierna

Pico de Llauset y tuca de Guadieso hacia al sur, ¿estamos en un volcán?

Y del Vallibierna seguimos hasta llegar al paso del caballo, que es espectacular, aunque personalmente me parece que asusta menos que por ejemplo el paso de Mahoma en el cercano Aneto. En este trozo de la arista, ésta se afila hasta no tener más de dos dedos de ancha en algún tramo, y me parece increíble que haya gente que pase por ella andando a lo funambulista... Un pequeño error, y no hay quien te pare. Nosotros pasamos "a la bavaresa", cogiéndonos con las manos a la arista y apoyando los pies en los salientes que hay. Si uno se toma las cosas con calma, la roca tiene muy buena calidad y es muy seguro. Además, para los menos atrevidos hay varias anillas a lo largo del paso que permiten montar un pasamanos.

El paso desde la cima del Vallibierna, da respeto...

Negociando el paso

Una vez superado el paso accedimos a la tuca de Culebres (3.053 m), desde donde las vistas son parecidas a las del Vallibierna, si bien se ve mejor el valle que se extiende hacia el refugio de Coronas y Benasque. En la lejanía se divisaban, hasta donde la bruma dejaba, el macizo del Posets y el Perdiguero.

Tuca de Culebres, el Posets en la lejanía

Volvimos por el paso del caballo y almorzamos al resguardo del viento, sorprendidos de habernos encontrado sólo con dos montañeros más que habían subido directamente desde el aparcamiento en el embalse, por el valle de Llauset. La gente no madruga mucho, y sólo cuando empezamos a bajar de vuelta empezamos a encontrar a otros que subían.

El ibón Chelat

Seguimos con la segunda parte del plan y pasando al lado del ibón Chelat (en agosto no hace honor a su nombre, ja, ja) empezamos a bajar hacia el ibón alto de Vallibierna, con la idea de llegar a él y de ahí subir al collado de los Bucardos. Lo que ocurre es que antes de llegar al ibón nos pareció que nos ahorraríamos cierta bajada y subida si ladeábamos por la derecha, atravesando en perpendicular la subida del GR al collado de Vallibierna, por lo que decidimos desviarnos. Pequeño error, porque el flanqueo nos costó más de la cuenta por el caos de bloques, y una vez superada la tentación de abortar el plan e irnos por el GR al refugio de Llauset, llegamos a donde se suponía que estaría la senda que subía al collado de los Bucardos, pero allí ni había senda, ni hitos, ni na de na. Una posible explicación sea que este collado no es muy visitado, y la gente que pasa por él lo hace sin seguir una senda definida. Nosotros, siguiendo un track que llevábamos vimos un solo hito, y ninguna senda. En cualquier caso con paciencia y disfrutando de lo salvaje y solitario de la zona, subimos bien.

Los ibones de Vallibierna desde el collado de los Bucardos (o Isards)

Por fin llegamos al collado, desde donde las vistas recompensan con creces la subida: al otro lado el grandioso estany de la Cap de la Vall, y al norte el pico de Russell, donde se veía gente. Fuimos recorriendo el cordal hacia el norte hasta encontrar un sitio por el que bajamos con cierta comodidad hasta el estany, y recorriéndolo por su lado norte llegamos al punto en el que se acaba, que es justo donde cruza el GR que viene de Llauset y que va hacia Salenques (el mapa viejo de Alpina que tengo no tiene el GR por aquí, deben de haberlo cambiado). Aquí aprovechamos para remojarnos los pies, comer, descansar y disfrutar de las vistas hacia el estany y hacia Salenques y el Mulleres.

El Estany de la Cap de la Vall

El pico Russell

Descansando y refrescándonos

La idea era vivaquear por aquí, pero eran eso de las 15:00 y no anochecía hasta pasadas las 21:00, así que decidimos seguir. Avanzamos rápidos siguiendo las marcas del GR subiendo por la ladera sur del estany, y en breve llegamos al punto desde el que se veía allá abajo totalmente inaccesible el estany Negre, por lo que poca gente debe de haber llegado a su orilla... Aquí pisamos un reducto de nieve, y seguimos el GR bordeando la tuca de Angliós, llegando por fin al collado de los Ibones, desde el cual las vistas son espectaculares, tanto hacia el NO con el Vallibierna y Cap de Llauset, como hacia el SE con los ibones de Angliós y la sierra de la Sarronera.

El Estany Negre y la única nieve que pisamos en todo el viaje

El ibón de Llauset, el refugio y el pedregoso collado de Vallibierna

Y hacia el otro lado, los estanys d'Angliós

Cruce de caminos en el coll dels Estanyets

De nuevo oímos los cantos de sirenas (una sirena se llama Amstel, y la otra Estrella de Galicia) desde el refugio, pero vencimos una vez más a la tentación, y bajamos hacia los ibones de Angliós, donde finalmente dimos por terminada la jornada a eso de las 17:30, y nos preparamos para el vivac al lado de unos de los ibones, donde nos remojamos un poco (alguno se bañó hasta la cabeza).

Estanys del Mig y Gran. Entre ellos se podía divisar el refugio d'Angliós

El cielo nocturno estaba espectacular, con la Vía Láctea brillando en todo su esplendor, y durmiendo muy ligero como suele ser costumbre en mí. Nos levantamos a eso de las 6:00 con mucho rocío y el saco mojado por fuera (y menos mal que nos acordamos de tumbar las botas), y después de hacer algunas fotos muy bonitas con el cielo anaranjado y las cadenas montañosas lejanas hacia el este (Besiberris y demás) reflejados en el estany al lado del cual habíamos dormido, nos encaminamos hacia el collado de Angliós a eso de las 7:15.

El amanecer reflejado en el estany al lado del cual habíamos dormido

En vez de seguir el GR que pasa por el lado sur del estany de l'Ubaga y que luego se dirige al collado, intentamos acortar por el lado norte, con el resultado de no encontrar luego el GR, que resulta que subía algo más a la izquierda de donde nosotros buscábamos, así que prácticamente subimos hasta el collado monte a través y nos calentamos bien hasta que, un poco antes de coronar el collado nos cruzamos con el GR, que subía cómodamente desde abajo. No me pegué cabezazos con la roca porque duele, que si no...

Valle de Llauset y el macizo de Vallibierna desde el embalse, justo en el aparcamiento

En fin, una vez arriba ya fue pan comido seguir el GR de bajada hasta el embalse de Llauset, donde hicimos algunas fotos del Vallibierna reflejado en el agua, ya que el viernes habíamos  llegado prácticamente sin luz. Cruzamos con el coche el impresionante túnel que parece sacado de una película de Indiana Jones (faltan las vagonetas), y para casita, con una excursión maja en el bolsillo.

Ruta seguida, el mapa es viejo y parece que el recorrido del GR ha cambiado algo

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