martes, 12 de agosto de 2014

Ferrata de Riglos. Huesca.

Por aprovechar el día de regreso de Pirineos a Valencia, decidimos desviarnos y hacer una parada en el magnífico paraje de los Mallos de Riglos. Oscar y yo (Toni) nos acercamos a la ferrata que hay por la zona. Una ferrata corta, y en el que su mayor atractivo es el entorno en el que está situada y sus magníficas vistas. También la hace algo interesante el hecho de que en vez de escalones tiene clavijas lo que añade un poco de dificultad, aunque siempre hay un escalón en los pasos más delicados. En fin, una ferrata de iniciación, en la que casi me gusto más el descenso rapelando (suficiente una cuerda de 50m) que la propia ferrata.

Pese a todo agradecer el esfuerzo a los intaladores, esfuerzo que hace posible que personas como nosotros podamos disfrutar de esta actividad.

Yo mismo posando en uno de los tramos

Otro tramo más vertical donde se aprecian perfectamente las clavijas


Óscar posando para la ocasión, como comentaba las vistas son excepcionales.

Óscar durante el descenso que hicimos rapelando

Yo mismo, en otro de los tramos de los rápeles

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