No siendo escaladores, hacía ya mucho tiempo que mirábamos de reojo a la cresta de Bernia, pero no nos atrevíamos a visitarla. Tiene un paso de escalada de grado IV+/V, y ni tenemos material para escalar, ni conocimientos. Varios de nosotros ya habíamos estado en la cima, e incluso yo había hecho la parte no deportiva de la cresta, que va desde el collado del Portixol a la cima, y en la que no es necesario ningún material, al tratarse de trepadas fáciles y algún que otro paso en el que hay que tener algo de cuidado y nada más.
Pero al final este año nos decidimos, y para la ocasión nos juntamos Nolo, Toni, Manolo, Niki, Lolo y Carlos. Fijamos la fecha con mucha antelación, y justo el fin de semana que elegimos salió un tiempo un poco inseguro, así que íbamos en el coche un poco moscas, y respiramos con alivio cuando llegamos y vimos que la cresta estaba (por el momento) despejada. La previsión era de muy poca o nada de lluvia, pero el tener mala visibilidad nos fastidiaría esta preciosa cresta.
A la cresta se la puede atacar desde el sur (font de la Barca), o desde el norte (casas de Bernia); ambos puntos de inicio están aproximadamente a la misma altitud, pero nosotros elegimos la primera opción porque no teníamos claro si nos daría tiempo a hacer toda la cresta, y desde el Portixol, que marca el fin de la parte deportiva, la font de la Barca está más cerca. Además desde Valencia está 10 minutos más cerca.
Así que cargamos todos los bártulos y en poco tiempo cruzamos el Forat, pasando a la cara norte. En este punto existen varias sendas más o menos marcadas, y la cresta se puede empezar en varios sitios, pero nosotros seguimos un track en el que se sube a ella un poco después de ver en lo alto un arco de piedra muy característico.
Subiendo hacia el Forat |
Llegando a la boca norte del Forat |
Una vez en la cresta, aprovechamos para almorzar, admirar las vistas (un poco disminuidas porque había mucha calima y poco sol) y equiparnos. Al principio la cresta es sólo andar, pero poco a poco fuimos encontrándonos todos los rápeles, que no tienen dificultad. Únicamente reseñar que nos colamos en un sitio donde se suele hacer un flanqueo por el lado sur, pero nosotros por error continuamos por la parte alta de la cresta, por lo que llegamos inesperadamente a un rápel que no teníamos en la lista y cuya reunión consiste en varios cordinos y cintas anudados en la roca; no es que fuera precario, pero peor que el resto de rápeles, que tienen reuniones impecables. Al final el habernos colado nos permitió hacer otro rápel, pero nos hizo perder tiempo.
Aunque la visibilidad no era excelente, ahí al fondo está el peñón de Ifac |
Niki en el puente de roca que se ve desde abajo |
El resto de cresta hasta la cima |
El rápel que tuvimos que hacer porque nos habíamos pasado el flanqueo, que se ve también en la foto |
Las nubes daban un aspecto fantasmagórico a la cresta |
El equipo al completo, menos yo, que no suelo salir para no romper la cámara |
Conforme pasaba el tiempo se fue acercando nubosidad baja que a ratos tapaba la cresta y las vistas, y a ratos se despejaba, ofreciendo un aspecto muy espectacular. Y finalmente llegamos al paso de la Pancha Blanca (IV+/V) del que tanto habíamos leído. En pocas palabras, es un paso de escalada que a más de un grupo le puede dar una desagradable sorpresa si no se tiene habilidad escalando. Entre nosotros estaba Manolo, que aunque está un poco oxidado, ha escalado mucho de joven, y con pies de gato subió con bastante facilidad, y nos montó al resto la cuerda con las cintas exprés correspondientes (hacen falta unas 10). El resto menos el último subió como si de una vía ferrata (o más bien cordata) se tratara, con dos cabos de anclaje y cambiando de tramo al llegar a las cintas. Todos íbamos con zapatillas/botas de montaña, y casi todos o todos tuvimos que agarrarnos a la cuerda o a las cintas, porque hay un tramo vertical al poco de empezar a subir que no tiene muchos agarres (siempre teniendo en cuenta que casi nunca antes habíamos escalado). Una vez se llega al tramo horizontal, la dificultad desaparece casi por completo. Y el último, que era yo, se las apañó para subir escalando más o menos, quitando las cintas por el camino, aunque en un punto me quedé colgando de la cuerda como un salchichón.
Ahí tenemos el paso de escalada, en el pasillo de la derecha entre las dos lajas |
Manolo, como primero, en el tramo vertical |
Niki, en el tramo horizontal. El patio al otro lado de esa laja es impresionante |
Una vez superado el tramo horizontal del paso, viene otro vertical, pero que es más bien una trepada, y aunque nosotros también lo aseguramos, no es estrictamente necesario porque es muy difícil caerse. Pero cada grupo debe valorar qué hacer, por supuesto, ya que una caída puede ser fatal.
Después de haber superado el paso clave de la cresta, seguimos con la sucesión de rápeles hasta llegar al buzón que marca el fin de la parte deportiva de la cresta. En este punto ya se había nublado bastante y la visibilidad era mala, así que no subimos a la penya del Rellotge, y cuando llegamos al Portixol nos quedamos pensando un buen rato si seguíamos a la cima, o abandonábamos la cresta para bajar directos al coche. Como se había hecho tarde, no se veía gran cosa y además Nolo anunció que tenía 6 cervezas frías en una neverita en el maletero, finalmente decidimos no seguir hasta la cima. Quizás deberíamos haber seguido, pero esa fue nuestra elección, y aún nos lloviznó antes de llegar al coche.
Resumiendo, una cresta totalmente recomendable con unas vistas de escándalo, que si no fuera por el paso de la Pancha Blanca sería muy asequible para cualquiera que esté acostumbrado a rapelar, pero precisamente ese paso de escalada incrementa bastante la dificultad y es muy recomendable llegar a él teniendo la seguridad que vamos a poder pasarlo con éxito. Seguramente habrá algún escape en el caso de no poder superarlo, pero lo desconocemos.
Algún día volveremos porque nos gustó mucho, y se nos quedó clavada la espinita de no haber hecho cima, pero si volvemos tendrá que ser obligatoriamente con Manolo, jaja, porque es nuestro escalador estrella (entre otras cosas porque no tenemos otro, aunque Niki se está poniendo a punto 😀).
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