Desde València para nosotros que nos gusta la espeleo, la montaña, el ski, el snow, las ferratas, los barrancos, el buceo, las canoas, el trekking, patinar, la mtb...
Por aprovechar el día de regreso de Pirineos a Valencia, decidimos desviarnos y hacer una parada en el magnífico paraje de los Mallos de Riglos. Oscar y yo (Toni) nos acercamos a la ferrata que hay por la zona. Una ferrata corta, y en el que su mayor atractivo es el entorno en el que está situada y sus magníficas vistas. También la hace algo interesante el hecho de que en vez de escalones tiene clavijas lo que añade un poco de dificultad, aunque siempre hay un escalón en los pasos más delicados. En fin, una ferrata de iniciación, en la que casi me gusto más el descenso rapelando (suficiente una cuerda de 50m) que la propia ferrata.
Pese a todo agradecer el esfuerzo a los intaladores, esfuerzo que hace posible que personas como nosotros podamos disfrutar de esta actividad.
Yo mismo posando en uno de los tramos
Otro tramo más vertical donde se aprecian perfectamente las clavijas
Óscar posando para la ocasión, como comentaba las vistas son excepcionales.
Aprovechando el campamento social del CEV, Raquel, Óscar y Toni (yo) fuimos a hacer este bonito y divertido barranco.
Dejamos el coche en una explanada que hay cerca de donde empieza la senda donde indican alguna reseñas, y empezamos a andar la larga aproximación (más de hora y media).
Al rato me di cuenta de que a una de mis viejas y cutres botas que uso para barrancos, se le estaba desprendiendo la suela. Por lo que una vez llegado al inicio del barranco decidí ponerme una de las sandalias (eso sí, de montaña) de Raquel. Mal empezaba el tema con una sandalia 4 tallas más pequeña con los dedos sobresaliendo. Nos equipamos con los neoprenos y adelante!
Debido a temas logísticos, no pudimos traer un bote estanco, por lo que la topo aunque estaba dentro de una bolsa quedó inservible inmediatamente. Esto nos hizo tener que ir "descubriendo" cada una de las dificultadas, es decir, si había anclajes estaba claro que se trataba de un rápel si no, pues un destrepe, o un salto o un tobogán. En cualquier caso había que ir mucho cuidado y que alguien comprobara primero el tema porque pozas en las que parecía que se podía saltar luego no tenían más de medio metro de agua...
En fin, íbamos disfrutando un montón hasta que a Raquel también se le rompió su bota. Así que le devolví sus sandalias y yo volví de nuevo a la bota rota atada con uno de sus cordones. De esta forma tan penosa tuvimos que seguir por el resto del barranco.
Después de pasar la zona más estética y encajonada ya sólo nos quedaba seguir el cauce durante un rato sin demasiado interés hasta llegar al puente. A partir de aquí seguimos la senda que nos permite llegar de nuevo a al carretera y al coche (nosotros nos equivocamos de senda y después de una fuerte subida llegamos a una casa en ruinas que no tenía continuidad, por lo que nos tocó desandar el tramo andado).
Se trata de un barranco "sencillo" dentro de las dificultades que entraña este deporte, por lo que a nadie se le ocurra hacerlo sin experiencia previa. Estéticamente precioso y muy divertido: Saltos, toboganes y varios rápeles.
La instalación es buena, aunque quizás el acceso a alguna cabecera queda un poco "expuesta".
Lo peor de este barranco es la hora y media de aproximación, que sin ser difícil se hace un poco larga. El agua tampoco está fría como en otros barrancos de Pirineos.
Atención ya que está bastante resbaladizo por lo que ninguno nos libramos de alguna caída afortunadamente sin consecuencias.
En fin, disfrutamos un montón.
Lástima la mala calidad de las fotos, porque en absoluto reflejan la belleza del barranco.
Buen tobogán. Raquel a punto de deslizarse por él.
Óscar en uno de los rápeles
Toni, en otro de los rápeles
El suelo era tan resbaladizo que en algunos casos era mejor rapelar de espaldas.
Parecía imposible, pero al fin mi sueño se hizo realidad y he podido hacer la Travesía del Alba.
Todo empezó viendo que posibilidades había por la zona de Benasque, ya que este año el campamento social del CEV se realizaba cerca de dicha localidad. Sería una buena opción el ir toda la familia al campamento para combinar las actividades familiares con escapaditas para hacer otro tipo de actividades "no familiares". Busqué un poco por internet y rápidamente di con esta travesía. Parece increíble, pero hasta ese momento nunca había oído hablar de la Travesía del Alba. Empecé recabar información, y lo más difícil, intentar formar un grupo de gente que estuvieran interesados en venir. Así que pregunté a la gente de la SES y algunos ya la habían hecho, otros no podían... pero al final nos juntamos 6 personas interesadas: Lolo, Fran, Tere, José, Manolo y yo.
No voy a realizar una descripción detallada de todo el recorrido, primero porque no tengo los datos y segundo porque hay otros excelentes blogs y webs que ya han realizado esta ardua tarea con gran detalle y meticulosidad. Muchas gracias a todos por el esfuerzo. Lo que sí que haré será comentar mi experiencia personal después de "enfrentarme" a esta travesía. Mi primera gran travesía.
Empezamos a andar a las 9:30 desde los baños de Benasque.
Aunque íbamos ascendiendo a buen ritmo, nos cruzamos con un pastor que no dijo que iban a bajar unas 2000 ovejas y que por favor nos esperásemos ya que tiraban muchas piedra y podía ser peligroso. Esta espera parecía bastante cómica, pero cuando bajaron las ovejas nos dimos cuenta de cuanta razón tenía el hombre. Menudas piedras que bajaban rodando!
Superado el incidente ovino, continuamos la empinada ascensión hasta el Lago del Alba. En este punto hicimos el almuerzo necesario para enfrentarnos a la dura travesía que nos esperaba.
Ascendimos hasta el Bujerín y allí nos equipamos. Es mejor equiparnos justo a la entrada, ya que la subida al Bujerín, aunque no muy larga, si que es intensa y no quiero ni pensar en como habríamos llegado con todo el equipo puesto. Nos hicimos la foto de grupo y para adentro, hora: 12:30
La entrada es algo estrecha, pero cómoda. Al poco llegamos a la famosa porqueríza. Es posible pasarla sin meter los pies dentro (Fran lo consiguió) pero hay muuuuchas posibilidades de no conseguirlo. Por lo que el resto de la travesía ya la haces con los pies mojados. Aunque no te mojes los pies, sólo por arrimarte ya te vas mojando (embarrando todo el mono) haciendo honor al nombre del lugar.
El camino está muy bien marcado por lo que no es posible perderse. A partir del encuentro con el río Avall esta TODO instalado con cuerdas fijas, increíble el esfuerzo de dejarlo todo así. INFINITAS gracias a la gente que ha hecho el esfuerzo de instalación.
Después de descender y descender y volver a descender (al final ya me dolía la mano de tanto apretar el descendedor) llegas por fin a la Sala Leonor. En este punto piensas "ya está hecho, ahora sólo me queda la parte horizontal", gran error!!! Los km "horizontales" se hacen muy duros ya que prácticamente no caminas en llano, todo son trepadas, destrepes y estrecheces. Muy exigente. Si además sumamos todas las horas de esfuerzo que ya llevamos y el pensar que ya estamos "llegando" hace que toda esta parte se haga muy dura.
Después de nuestra segunda parada de unos 15 minutos en El Bar, continuamos con el recorrido. Y por fin!!!!! después de 9 horas y 15 minutos por fin "sentimos" el calor de la tan deseada salida.
Luego 30 minutos más y llegamos a los baños donde teníamos el coche.
Os dejo aquí algo de información que puede ser útil:
Tiempor total: 9 horas y 15 minutos
Tiempo sin contar las 2 paradas que hicimos: 8 horas y 30 minutos (un grupo de 5 espeleólogos)
Mi vestimenta: Pañuelo cabeza, capucha del mono de espeleo, camiseta térmica de manga larga, forro porlar (un 300), mallas térmicas, pantalón de montaña (no grueso), guantes (los típicos finos que usamos para espeleo), escarpines, botas y por supuesto el mono de cordura. He de decir, que con esta ropa aunque había leído mil veces que se trataba de una cueva muy fría no pasé frío (también es verdad que sólo paramos 2 veces y poco tiempo y que en las paradas ya se notaba el "fresquito"). También cogí algo de ropa de recambio por si me empapaba la que llevaba, pero al final no fue necesario cambiarme. No es necesario neopreno.
Equipo COMPLETO de espeleo. Por ahí leí que se podía realizar con el "ocho". Sinceramente, no dudo que sea posible, pero no lo recomiendo por la cantidad de pozos que hay que descender, y aunque no hay fraccionamientos, la seguridad que te aporta el descendedor me parece imprescindible. Si se va por la vía Nueva (nuestro caso), hay que llevar material de ascenso, ya que hay que hacer un par de "trepadas" equipadas con cuerda. Por la otra vía no tengo ni idea. Mi opinión personal: me parece una temeridad no llevar el equipo completo de espeleo, nunca se sabe lo que podemos encontrar (un nudo a mitad de una cuerda), equivocarnos o liarnos en cualquier descenso y al final tener que hacer un cambio de aparatos para poder subir.
Por último agua, comida, barritas energéticas, bote estanco, baterías de repuesto, etc. etc. etc.
Cuerdas: Nosotros llevamos una de 60m y 2 de 40m (una de 40m era de seguridad).
Atención al aspecto físico y psicológico. La travesía es muy exigente debido a la cantidad de pozos a decender, estrecheces, trepadas, pasamanos y destrepes. A las pocas horas ya empezaba a estar cansado y aún quedaba muuucho. Casi al final uno de mis cuádriceps empezó a resentirse y casi me entra una "rampa". Se hace muy duro el descenso de los 530m, pero casi más el recorrido "horizontal" ya que todo son trepadas, destrepes y estrecheces. Muy exigente.
Por último comentar que es difícil obtener buenas fotos debido a la humedad que hay en el ambiente, aún así pongo algunas.
Los componentes de "paisano" y el pastor esperando a que bajaran las 2000 ovejas.
Las ovejas descendiendo por donde teníamos que subir.
El lago del Alba visto desde el Bujerín
Los 5 componentes (de izq a dcha): Lolo, José, Toni (yo mismo), Tere y Fran
José, a punto de descender por uno de los muchos pozos que existen
Fran, terminando de pasar por la porqueriza y sin meter el pie!!!
Lolo durante una de las primeras instalaciones
Toni en la cabecera de un pozo (esta la pongo porque es una de las pocas en las que salgo yo)
Lolo y Tere firmando en el librito donde indicas la ruta a seguir (clásica o nueva)
Bonito pasamanos
Pasamanos para superar el río, casi al final de la travesía
Os dejo aquí un vídeo descendiendo por el rápel guiado de la Sala Llopis
Planteamos esta actividad en plan familiar, no porque los niños fueran a hacer el barranco, si no porque podíamos hacerlo en turnos mientras los más pequeños disfrutaban de unos baños para refrescarse en el precioso sitio de las Gorgas de la escalera, lugar que da nombre a todo el barranco. Así que para allá fuimos Óscar, Mª José, Raquel y Toni (el encargado de escribir estas líneas).
Se trata de un barranco muy sencillo a la vez que muy bello y divertido. Es sorprendente encontrar un barranco acuático en València y más en el mes de agosto.
El inicio del barranco empieza descendiendo por el puente que hay antes de llegar a la localidad de Anna. Nada más atravesar el puente por debajo, encontramos el primer rápel de 3m de longitud. Esta poza se encontraba totalmente seca. Avanzando por el cauce seco del barranco, llegamos al siguiente rápel de 10m que al descender hace que entremos en contacto con el agua (fresquita). El entorno es magnífico. A partir de este punto todo el barranco es acuático, andando y nadando en ciertos puntos hasta llegar al primer salto. Ascendiendo por la parte izquierda se puede saltar desde una altura de unos xxxxm. Siguiendo por el cauce sin dejar de sorprendernos de los bellos rincones que vamos encontrándonos, llegamos al área de las Gorgas de la escalera, donde los pequeños nos estaban esperando. En este punto y subiendo por las escaleras podemos acceder a otro salto. Atravesando toda esta zona (la gente se queda bastante sorprendida al vernos pasar con los neoprenos) llegamos al plato fuerte del barranco, un rápel de 25m en volado (o 30m si tomamos la cabecera un poco más arriba) al lado de una cascada. Preparad una cámara porque el lugar bien vale unas cuantas fotos. Impresionante. Después basta seguir la senda que tras unos cientos de metros, un hito de piedras a nuestra izquierda nos indica el camino que debemos tomar para ascender de nuevo al aparcamiento que da acceso a las escaleras de las Gorgas.
Como el barranco lo habíamos planteado en 2 turnos, volví a repetirlo esta vez con Mª José, y he de decir que no me importó en absoluto.
Un buen día en familia en el que todos disfrutamos un montón. Lo repetiremos.