sábado, 5 de abril de 2025

Mulhacén, Sierra Nevada

Esta vez Toni y Carlos renunciamos a nuestros queridos y pateados Pirineos por mal tiempo, y nos dirigimos a Sierra Nevada, a saldar nuestra cuenta pendiente con el Mulhacén, que con sus 3.479 metros es el techo de la Península Ibérica.

Era nuestra primera vez haciendo alta montaña en Sierra Nevada, que habíamos dejado de lado una y otra vez porque habíamos leído que es bastante seco excepto en invierno, y con mucho turismo en verano, propiciado en parte por la pista forestal que recorre la sierra subiendo desde Capileira y la carretera que sube desde Pradollano hasta la misma cima del Veleta, aun estando ambas restringidas a coches privados.

Pero como estábamos aún a primeros de abril, y este final de invierno había nevado mucho, decidimos probar. Sobre el mapa, había que elegir entre salir desde Capileira o desde Trévelez, y optamos por este último pensando en hacer una ruta circular subiendo por Poqueira y bajando por la Cañada de Siete Lagunas.

Llegamos el viernes ya de noche cerrada, plantamos la tienda (menos mal que la cogimos porque hacía bastante frío y viento) en una explanada con hierba, probablemente dentro de una propiedad privada, y nos metimos en los sacos a toda pastilla. Por la mañana no madrugamos mucho porque pensábamos subir a dormir al refugio vivac de la Caldera, así que teníamos tiempo de sobra.

Con apenas 4 graditos desmontamos la tienda y empezamos a subir por la senda que sube hacia el Alto del Chorrillo; la subida es empinada, pero bastante cómoda, y es que las pendientes en Sierra Nevada por lo general son más suaves si las comparamos con los Pirineos, más escarpados.

A los 2.200 metros de altitud empezó el manto continuo, y como la nieve estaba durita nos pusimos los crampones, más por comodidad que por seguridad. Intentando no toparnos con ninguna muralla rocosa que nos obligara a perder altura, y tras un resbalón sin consecuencias que me hizo deslizarme unos 15 metros hasta que el terreno suavizó, llegamos por fin al collado donde enlazamos con la pista que viene de Capileira, aunque como estaba previsto, y para nuestra alegría, dicha pista estaba totalmente cubierta de nieve y apenas se adivinaba por dónde iba.



La zona en la que resbalé y deslicé hasta que se acabó la pendiente fuerte

Aunque la idea inicial era pasar por el refugio de Poqueira (en obras) y subir por el barranco que llega a la Caldera, vimos que teníamos que perder 200 metros que luego tendríamos que volver a subir, así que seguimos por el trazado de la pista, por el que se iba cómodamente, aunque a medida que progresábamos empezó a perderse, hasta el punto que, un poco antes de llegar al refugio hubo un paso bastante inclinado con una barrera rocosa por debajo, por lo que sacamos el piolet y fuimos con más precaución. Más tarde nos enteramos que no es recomendable pasar por esa zona en invierno porque es avalanchosa (aunque ese día no había riesgo importante) y por la inclinación que tiene.

Las nubes invadieron los valles, pero arriba no llegaban


La zona más peligrosa, ¿de verdad está la pista aquí debajo?


La misma zona, desde lejos, y ya superada

Sin más contratiempos llegamos al refugio vivac, a una altitud de 3.060 metros, y aunque por el camino habíamos visto a lo lejos a otros montañeros, quedamos sorprendidos porque no había nadie. Y aún más porque el refugio estaba bastante sepultado por la nieve, con su puerta de dos hojas cubierta hasta más de la mitad, por lo que tuvimos que quitar algo con los piolets, y colarnos por la hoja superior.

Refugio de la Caldera, 3.060 m, enrrunado por la nieve


Ahora comprendemos porque las puertas se abren hacia dentro

El refugio no está mal... Tiene dos bancadas de madera para dormir, una encima de otra, a modo de literas, en bastante buen estado, aunque en la de arriba había algo de agua debido a alguna gotera. Hay una mesa bastante larga con dos bancos a los lados, pero lo peor era la suciedad que había (trastos y basura abandonados por guarros) y nieve que se había colado porque algún despistado se había dejado la puerta abierta. Por lo menos había una pala con la que limpiar todo aquello.


Finalmente, poco antes de acabar el día llegaron dos grupos más: un guía con un compañero en prácticas y dos clientes, y por otra parte dos esquiadores que llegaron in extremis, así que al final fuimos 8 personas durmiendo en el refu, lo cual contribuyó a que la tarde-noche fuera más amena, contándonos batallitas, y a que la temperatura subiera un poquillo (por la mañana había unos 5 grados).

Al día siguiente madrugamos y en nada nos plantamos en la cima del Mulhacén, ya que sólo teníamos 400 metros que subir, y el terreno desde el refugio es sencillo. 

En la cima, que por el lado norte cae a plomo


En la torre de piedras que hay al lado de la cima, el Veleta al fondo

Nos tiramos un buen rato contemplando las magníficas vistas y haciendo fotos, y finalmente nos fuimos en dirección S y luego SE hasta bajar cómodamente por la loma del Resuello a la Cañada de Siete Lagunas (sólo justo al final había una pala algo más inclinada), una zona muy majestuosa, y eso que no pudimos ver ninguna laguna por estar tapadas por la nieve.


Espectacular la nieve venteada en la loma del Resuello


Mirando hacia Siete Lagunas, por ahí abajo están las siete


La pala final de bajada, sin problemas

De ahí bajamos sin prisa pero sin pausa por el río Culo Perro y El Vertedero (menudos nombrecitos), una pequeña presa a la que el nombre por fortuna no hace justicia, y a Trévelez. En los planes iniciales se nos había pasado por la cabeza subir también a la Alcazaba, pero habría sido un palizón, porque no se puede ir cresteando desde el Mulhacén al ser terreno difícil y comprometido, sino que hay que bajar a Siete Lagunas y después volver a subir, y se nos habría hecho tardísimo.

La zona del Vertedero, y aun así Toni cargó agua, jaja

Matorrales típicos llegando a Trevélez, ideal para sentarse y descansar


La merecida comida después del esfuerzo

Ruta del primer día, de Trévelez a la Caldera

Segundo día, Mulhacén y bajada por Siete Lagunas


Resumiendo, una salida muy guay en la que por fin conocimos Sierra Nevada. Es posible que otro año repitamos, aunque pilla bastante lejos de Valencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario