Los primeros metros de ascenso |
El puente |
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La bisagra |
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Una de las tirolinas |
Desde València para nosotros que nos gusta la espeleo, la montaña, el ski, el snow, las ferratas, los barrancos, el buceo, las canoas, el trekking, patinar, la mtb...
Los primeros metros de ascenso |
El puente |
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La bisagra |
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Una de las tirolinas |
Contiuant amb els barrancs de la zona d'Alacant, aquesta vegada es desplaçàrem a la localitat de Penàguila per a descendir aquest barranc, el grup el formàvem Kiko, Joserra i Toni.
Es tracta d'un barranc curt, només té 6 ràples, però prou vertical i de certa dificultat, tant per les seues verticals com per la instal.lació.
Abans de començar el barranc, val la pena pujar un poc més fins a arribar a l'Arc de Santa Llúcia. Espectacular.
Després baixem un poc fins a l'inici del barranc. El primer ràpel de 8 mestres ens situa en una marmita trampa que per a eixir necessitarem una cora (en fixe) que ens ajudarà a eixir. La trepada és d'uns metres.
Després, un ràpel de 8 mestres ens situa a l'inici de la part més tècnica del barranc, on haurem d'instal·lar un passamans recuperable amb un punt intermig per a arribar a la capçalera de la gran vertical. Aquesta està fraccionada en 3 ràpels, de 8, 15 i 30 metres. Les reunions són còmodes, en la del de 30 podem estar còmodament 2 persones (inclús 3).
Un últim ràpel més de 15 metres hi haurem acabat.
Un barranc, curt, però interessant, Val la pena.
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Primer ràpel |
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La marmita trampa |
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Eixint de la marmita trampa |
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Passamans d'accés a la capçalera de la gran vertical |
Continuant amb els barrancs de la localitat d'Abdet, anàrem a descendir aquest curt barranc.
Es traca d'un barranc de caràcter torrencial que difícilment el trobarem amb aigua.
El primer ràpel és el més llarg i estètic de 30 metres. Nosaltres el trobàrem totalment sec, una llàstima, només trobàrem un toll evitable a la seua base.
Després ens queden 5 ràpels més, tots curtets i senzills, la màxima dificultat va ser evitar els tolls d'aigua que trobàrem, i en un d'ells sí o sí ens haguérem de banyar (només fins a la cintura).
Un barranc, curt i senzill per a combinar amb el Mela o el Sord.
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Ací, ens haurem de banyar fins a la cintura |
Després de descendir el Sord, ens equipàrem i anàrem a descendir el Mela (o Abdet). EN el meu cas era la segona vegada. Com comentava, aquesta vegada anàvem a fer el Mela des del principi (l'altra vegada entràrem des del Sord), i la veritat és que val la pena. La primera part del barranc té algun ràpel i algun racó prou estètic que val la pena conèixer.
És un barranc senzill, però molt estètic, de vegades sembla que estiguem a Pirineus o Guara. Una llàstima que la última part ja estava seca i no vàrem poder gaudir de fer algun salt. Comentar també, que no cal fer combinació de vehicles.
Per problemes amb la càmera aquàtica no vàrem poder fer fotos.
Aquest cap de setmana teníem planifica una travessia d'espeleo per Cantàbria, però vàrem tindre que cancel·lar-la pel mal temps. El pla alternatiu va ser que els meus companys vingueren al País Valencià concretament, a la zona de l'interior d'Alacant a gaudir d'uns quants barrancs. EL grup el formàrem Kiko, Joserra, Guille, Jose Alberto i Toni.
El primer barranc que vàrem triar va ser el barranc del Sord (encara que ja l'havia fet no m'importava repetir-ho). En compte d'anar carregats amb els neoprens per a després descendir el Mela decidirem fer primer el Sord i quan acabàrem, equipar-nos per a fer el Mela.
El sord és un barranc sec, amb 9 ràpels, el més llarg de 25 metres. És un barranc sense dificultat perfecte per a combinar amb el Mela.
Aprovechando nuestra estancia en el tranquilo pueblo de Prullans (Lleida), Ania, Miriam y Carlos fuimos a hacer esta bonita ruta de unos 13 kilómetros (ida y vuelta) y un poco menos de 500 metros de desnivel, que desde la estación de esquí de fondo de Aransa visita els estanys de la Pera, y el refugio ubicado a su lado, ya muy cerquita de la frontera con Andorra. En verano hay un autobús que te lleva desde la estación a la zona de Pollineres, y así acortas bastante el pateo, pero en invierno y primavera temprana la pista forestal está cerrada por la nieve, y no hay más remedio que andar. La ventaja es que hay menos gente.
Nos habría gustado hacer esquí de fondo o raquetas, pero las altas temperaturas de la semana anterior habían causado estragos, y en la estación no quedaba nada de nieve. La ruta no tiene mucha pérdida posible, ya que está marcada todo el tiempo con marcas amarillas, a veces raquetas viejas clavadas en los árboles, y en un tramo, por las marcas del GR11.10, una variante de la Transpirenaica, que pasa por el refugio de la Pera y cruza a Andorra.
Empezamos a andar desde el parking de la estación a mano derecha por una senda ancha/pista en el bosque, pasamos al lado de un pequeño lago, y seguimos por la pista, en la que empezó a haber nieve. Llega un momento en el que la pista termina, y justo antes hay que coger una senda a mano izquierda que al principio sube mucho, pero enseguida se modera. Ahí ya había manto continuo, pero no te hundías mucho y había huella, así que sin muchos problemas más que el cruce de algún riachuelo (hay pasarelas en más o menos buen estado), llegamos a Les Pollineres, donde hay mesas y bancos de picnic, una gran esplanada, y un refugio vivac que para una emergencia puede servir.
La senda/pista al principio de la ruta |
Les Pollineres |
Desde Pollineres seguimos nuestra ruta, encontrándonos a unas pocas más personas, un par con raquetas, y viendo ya al frente el pico de Perafita, frontera con Andorra. Al final el terreno se empinó algo más, pero sin dificultad, y por fin llegamos al estany petit, muy bonito, en su mayor parte helado, pero visible, y con un par de patos andando por el hielo; no sé si es algo normal, o es señal del calentamiento global, pero nos pareció curioso que estuvieran en un lago de alta montaña (2.320 metros), en abril. Sus motivos tendrían, los animales son bastante más listos que nosotros.
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El deshielo llegó |
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El estany Petit, y al fondo, el pico de Perafita (2.753 m) |
Bordeamos el lago y subimos al estany gran por una zona sin huella reciente y con mucha nieve, hundiéndonos casi hasta la rodilla, que mola si es algo corto y se acaba pronto, jaja. A la orilla del estany gran nos sentamos en una zona rocosa a comer algo, y luego bordeamos el lago para ir a parar sin perder casi altura al refugio, que ya sabíamos que iba a estar cerrado.
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La subida al estany Gran, corta, pero repleta de nieve |
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El estany Gran estaba más tapado por la nieve |
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El estany Petit se quedó abajo |
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Llegando al refugio de la Pera (2.360 m) |
En verano se puede pernoctar y comer/cenar en él, pero ahora sólo estaba abierta la zona libre de vivac, que es bastante pequeña y no muy cómoda; hay un par de literas en las que en total pueden caber unas 4 personas si hace falta, una pequeña mesa, una luz de led y una chimenea. En las literas no hay colchones, es necesario traer aislante. Remarcar que hay cobertura de móvil (hay un cartel en el refugio avisando).
Del refugio nos bajamos directos dirección sur para enlazar enseguida con la huella por la que habíamos subido, y ya sólo quedó regresar por el mismo camino. En total andamos unas 5 horas, bastante más de lo previsto debido a la nieve, que de todas formas tampoco estaba mal... Te hundías algo, pero no mucho. Echamos los crampones por si había zonas empinadas con nieve dura o hielo, pero de eso nada, fue peso en balde. Las raquetas tampoco habrían sido de gran ayuda porque la nieve ya estaba bastante transformada. Los bastones sí que fueron esenciales.
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La ruta que hicimos |
Se hizo un poco largo, pero valió la pena, nos dejó muy buen sabor de boca por lo bonito del paisaje, y la poca gente que encontramos.
Esta vez Toni y Carlos renunciamos a nuestros queridos y pateados Pirineos por mal tiempo, y nos dirigimos a Sierra Nevada, a saldar nuestra cuenta pendiente con el Mulhacén, que con sus 3.479 metros es el techo de la Península Ibérica.
Era nuestra primera vez haciendo alta montaña en Sierra Nevada, que habíamos dejado de lado una y otra vez porque habíamos leído que es bastante seco excepto en invierno, y con mucho turismo en verano, propiciado en parte por la pista forestal que recorre la sierra subiendo desde Capileira y la carretera que sube desde Pradollano hasta la misma cima del Veleta, aun estando ambas restringidas a coches privados.
Pero como estábamos aún a primeros de abril, y este final de invierno había nevado mucho, decidimos probar. Sobre el mapa, había que elegir entre salir desde Capileira o desde Trévelez, y optamos por este último pensando en hacer una ruta circular subiendo por Poqueira y bajando por la Cañada de Siete Lagunas.
Llegamos el viernes ya de noche cerrada, plantamos la tienda (menos mal que la cogimos porque hacía bastante frío y viento) en una explanada con hierba, probablemente dentro de una propiedad privada, y nos metimos en los sacos a toda pastilla. Por la mañana no madrugamos mucho porque pensábamos subir a dormir al refugio vivac de la Caldera, así que teníamos tiempo de sobra.
Con apenas 4 graditos desmontamos la tienda y empezamos a subir por la senda que sube hacia el Alto del Chorrillo; la subida es empinada, pero bastante cómoda, y es que las pendientes en Sierra Nevada por lo general son más suaves si las comparamos con los Pirineos, más escarpados.
A los 2.200 metros de altitud empezó el manto continuo, y como la nieve estaba durita nos pusimos los crampones, más por comodidad que por seguridad. Intentando no toparnos con ninguna muralla rocosa que nos obligara a perder altura, y tras un resbalón sin consecuencias que me hizo deslizarme unos 15 metros hasta que el terreno suavizó, llegamos por fin al collado donde enlazamos con la pista que viene de Capileira, aunque como estaba previsto, y para nuestra alegría, dicha pista estaba totalmente cubierta de nieve y apenas se adivinaba por dónde iba.
La zona en la que resbalé y deslicé hasta que se acabó la pendiente fuerte |
Aunque la idea inicial era pasar por el refugio de Poqueira (en obras) y subir por el barranco que llega a la Caldera, vimos que teníamos que perder 200 metros que luego tendríamos que volver a subir, así que seguimos por el trazado de la pista, por el que se iba cómodamente, aunque a medida que progresábamos empezó a perderse, hasta el punto que, un poco antes de llegar al refugio hubo un paso bastante inclinado con una barrera rocosa por debajo, por lo que sacamos el piolet y fuimos con más precaución. Más tarde nos enteramos que no es recomendable pasar por esa zona en invierno porque es avalanchosa (aunque ese día no había riesgo importante) y por la inclinación que tiene.
Las nubes invadieron los valles, pero arriba no llegaban |
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La zona más peligrosa, ¿de verdad está la pista aquí debajo? |
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La misma zona, desde lejos, y ya superada |
Sin más contratiempos llegamos al refugio vivac, a una altitud de 3.060 metros, y aunque por el camino habíamos visto a lo lejos a otros montañeros, quedamos sorprendidos porque no había nadie. Y aún más porque el refugio estaba bastante sepultado por la nieve, con su puerta de dos hojas cubierta hasta más de la mitad, por lo que tuvimos que quitar algo con los piolets, y colarnos por la hoja superior.
Refugio de la Caldera, 3.060 m, enrrunado por la nieve |
Ahora comprendemos porque las puertas se abren hacia dentro |
El refugio no está mal... Tiene dos bancadas de madera para dormir, una encima de otra, a modo de literas, en bastante buen estado, aunque en la de arriba había algo de agua debido a alguna gotera. Hay una mesa bastante larga con dos bancos a los lados, pero lo peor era la suciedad que había (trastos y basura abandonados por guarros) y nieve que se había colado porque algún despistado se había dejado la puerta abierta. Por lo menos había una pala con la que limpiar todo aquello.
Finalmente, poco antes de acabar el día llegaron dos grupos más: un guía con un compañero en prácticas y dos clientes, y por otra parte dos esquiadores que llegaron in extremis, así que al final fuimos 8 personas durmiendo en el refu, lo cual contribuyó a que la tarde-noche fuera más amena, contándonos batallitas, y a que la temperatura subiera un poquillo (por la mañana había unos 5 grados).
Al día siguiente madrugamos y en nada nos plantamos en la cima del Mulhacén, ya que sólo teníamos 400 metros que subir, y el terreno desde el refugio es sencillo.
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En la cima, que por el lado norte cae a plomo |
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En la torre de piedras que hay al lado de la cima, el Veleta al fondo |
Nos tiramos un buen rato contemplando las magníficas vistas y haciendo fotos, y finalmente nos fuimos en dirección S y luego SE hasta bajar cómodamente por la loma del Resuello a la Cañada de Siete Lagunas (sólo justo al final había una pala algo más inclinada), una zona muy majestuosa, y eso que no pudimos ver ninguna laguna por estar tapadas por la nieve.
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Espectacular la nieve venteada en la loma del Resuello |
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Mirando hacia Siete Lagunas, por ahí abajo están las siete |
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La pala final de bajada, sin problemas |
De ahí bajamos sin prisa pero sin pausa por el río Culo Perro y El Vertedero (menudos nombrecitos), una pequeña presa a la que el nombre por fortuna no hace justicia, y a Trévelez. En los planes iniciales se nos había pasado por la cabeza subir también a la Alcazaba, pero habría sido un palizón, porque no se puede ir cresteando desde el Mulhacén al ser terreno difícil y comprometido, sino que hay que bajar a Siete Lagunas y después volver a subir, y se nos habría hecho tardísimo.
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La zona del Vertedero, y aun así Toni cargó agua, jaja |
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Matorrales típicos llegando a Trevélez, ideal para sentarse y descansar |
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La merecida comida después del esfuerzo |
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Ruta del primer día, de Trévelez a la Caldera |
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Segundo día, Mulhacén y bajada por Siete Lagunas |