Interesante y bonito barranco, bastante abierto, donde pasamos el día rapelando, charlando (éramos ocho) y practicando y discutiendo técnicas de barranquismo, como pasamanos, rápeles guiados, etc.
Desde el pueblo de Dos Aguas es mejor salir con el coche un poco en dirección a Montroy y al poco de pasar la rotonda girar a la izquierda, en lugar de subir con el coche por la rampa de lanzamiento dentro del pueblo que propone Google Maps. El camino a la fuente de San José está asfaltado, y allí hay un banco de piedra en el que comimos algo.
La subida a la cabecera del barranco la hicimos por la senda que sube hacia el pico del Ave, y aunque es empinada, zigzaguea mucho, así que es llevadera, y a la que quieres cansarte ya has llegado arriba. Para llegar al primer rápel giramos a izquierdas, y seguimos algún que otro hito campo a través.
Aparte de los múltiples destrepes y pequeños rápeles, el atractivo (deportivamente hablando) del barranco es:
El rápel de 27 metros al que hay que acceder mediante un corto pasamanos sin puntos intermedios, y podemos decidir si bajar hasta abajo (se recupera bien), o fraccionar en una reunión que desde arriba del todo está un poco escondida, y además más a la vista hay una chapa que vista desde arriba nos hizo pensar erróneamente que el fraccionamiento sólo constaba de un punto. Pero tiene dos. En la topo consta como fraccionamiento de 9 + 18 m, pero cuesta creer que desde la cabecera al fraccionamiento haya 9 metros. Nosotros bajamos directos.
Toni montando el pasamos |
El rápel visto desde el lateral |
Luego probamos a hacer el rápel de 12 m guiado, tensando con unos puentes de roca que hay abajo, pero sin mucho éxito porque no quedo muy tensado, y era muy difícil quedarse colgando.
El rápel guiado |
Y finalmente el rápel de 14 m, precedido de un pasamanos chulo de montar, con dos puntos intermedios y bastante exposición, pero buenos agarres para pies y manos.
Jose bajando el rápel de 14 m tras el pasamanos |
Raquel en el pasamanos |
Lolo bajando ese mismo rápel, visto desde el pasamanos |
Acabamos cuando apenas quedaba una hora de luz, y comimos en el mismo banco de antes. Nos sobresaltó una piedra del tamaño de un melón que cayó por donde habíamos pasado no hacía ni 10 minutos, que quizás habían tirado unas cabras que vimos antes en el barranco. También vimos más en la carretera volviendo ya a casa, así que cuidado en las curvas, sobre todo si está oscuro.
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