domingo, 13 de julio de 2014

Monte Perdido por la ruta de las Escaleras, Pirineos

Con esta ruta pensaba tomarme la revancha con dos cosas: Monte Perdido, que ya se me había resistido dos veces por culpa del mal tiempo, y las clavijas de Cotatuero, que llevábamos idea de visitar a la vuelta de nuestra excursión en el 2011 al Marboré, pero que al final no hicimos por haber tiempo tormentoso. En cuanto a mi amigo Manolo, se apunta a un bombardeo.

Salimos el viernes por la mañana y después de comer en Broto llegamos al ocupadísimo parking de Torla. Cogimos el autobús que te lleva a la pradera, y empezamos la ruta ya conocida por el valle.

Ordesa tan bonito como siempre...
...a pesar de los 50 m de cuerda de 10,5 mm de grosor :-S

Pasamos las gradas, las clavijas de Soaso y llegamos a Góriz a tiempo para reservar una taquilla en la que dejar trastos, puesto que sitio para dormir no teníamos (en verano hay que reservar con meses de antelación).

Clavijas de Soaso



Góriz "Grand Central Station", ocupado como siempre

Dormimos al raso en uno de los vivacs que hay cerca del refugio, aunque en mi caso bastante mal, no sé si por la excitación o por la luna llena que brillaba como una bombilla de 100w... A pesar del calcetín (limpio) que me puse en los ojos.

Punta Tobacor y la maldita bombilla de 100w

Al día siguiente empezamos bastante pronto la subida, casi justo después de amanecer, y, más o menos en la cota de 2.500 metros nos desvíamos a la derecha para seguir la ruta de Las Escaleras, que habíamos leído que era fácil e interesante.

Empezando la subida. Góriz despierta

La verdad que sin muchos problemas de orientación (en la era gps es ya difícil perderse) llegamos al primer tresmil del día, la Punta de las Escaleras (3027 m). Las vistas al Cilindro por el camino habían sido magníficas, y no sé si fue casualidad o qué, en toda la ruta sólo vimos a un montañero más, algo inaudito. En Pirineos cuando te sales de los caminos "típicos" aún es posible estar solos, incluso en verano y en Ordesa.

¡Qué montaña más fotogénica es el Cilindro, a pesar del mastuerzo en primer plano! 

¡Manolo, no me hagas esa cara que en ese momento la cuerda la llevaba yo! De fondo, el Taillón, Casco y Marboré

En Punta Escaleras el solitario montañero que nos encontramos nos hizo esta foto, ¡gracias!

A partir de la Punta de las Escaleras, ya teníamos a la vista el Perdido desde su cara sur, y la ruta se complica un poco: hay que perder algo de altitud y después hay que trepar un par de chimeneas. La primera nada difícil, aunque tenía un nevero a la entrada que nos obligó a ponernos los crampones, y la segunda algo más larga y difícil, pero en la que había una cuerda fija instalada para ayudar. Si no hay cuerda, tiene su áquel subir por ahí porque había algo de agua y hielo, que puede hacer resbaladiza la roca.

Primera chimenea, su mayor dificultad consistía en el nevero inicial

Segunda chimenea, con la cuerda fija

Una vez pasada la segunda chimenea la ruta no tiene dificultad, aunque nos tocó ponernos los crampones de nuevo para ya ¡¡por fin!! llegar a la cima de Monte Perdido (3355 m). No llegamos ni un minuto demasiado pronto porque, aunque la meteo era espléndida, estaban empezando a formarse algunas nubes de convección que en cuestión de 15 minutos empezaron a estropear un poco las vistas.

Monte Perdido, ¡al fin!

Vistas desde la cima hacia la Munia

Bajamos por la Escupidera, en la que siempre hay que ir con cuidado porque un resbalón puede ser fatal, aunque en esta ocasión la nieve ya no llegaba al borde. Recuerdo cómo en mi primera salida a Pirineos en 1998 subí parte de la Escupidera sin crampones, ni piolet, ni bastones... Menuda imprudencia de juventud y de ignorancia de dónde me estaba metiendo. En aquel momento nos volvimos para atrás por la niebla, y quién sabe si no fue mejor así. Por cosas así es normal que ocurran accidentes...

La Escupidera

El Cilindro y el lago Helado, desde la Escupidera

La Escupidera, después de almorzar, ¿se nota en la cara?

Cuando llegamos al lago Helado había bastantes nubes, y la segunda parte de nuestro plan, que era subir al Cilindro, se vino abajo, y eso que habíamos subido hasta aquí arneses ¡y una cuerda de barranquismo de 50 metros! Creo que Manolo a día de hoy aún tiene pesadillas con lo que pesaba la maldita cuerda. También se junto que estábamos cansados, que estábamos satisfechos después de haber subido al Perdido (Manolo por segunda vez), y que desde la Escupidera la pala que sube al cuello del Cilindro parece muy empinada (en realidad no lo es tanto). En fin, almorzamos, y nos bajamos a Góriz, esta vez ya por la ruta normal.

En el refu por la noche nos dimos un homenaje, porque se cena muy bien, y esa noche sí que dormí mucho mejor al estar bastante cansado. La luna llena seguía haciendo de las suyas, así que volví a ponerme el calcetín, esta vez ya sucio. ¿Quizás contribuyó su efecto anestesiante?

Al día siguiente desayunamos en el refugio y emprendimos la marcha por la faja de la Fraucata hacia Cotatuero. Esta faja puede no ser tan "dramática" como la también cercana faja de las Flores, por ser más ancha, pero si se tiene tiempo es cuestión de acercarse al precipicio en algunos puntos de la ruta, y las vistas al valle son también impresionantes, así como la vista atrás a las Tres Sorores. Eso sí, hay que controlar porque rodear la Punta de Tobacor lleva mucho tiempo.

Nuestro pisito en las dos noches que estuvimos

Ordesa desde la faja de la Fraucata. La peña de Otal al fondo

Y una cosa que no nos esperábamos y que recordaré para siempre es la vista impresionante de la mayoría de tresmiles de Ordesa cuando ya te acercas al circo de Cotatuero (en la cota de 2300 m aproximadamente): la panorámica desde los Gabietos al Soum de Ramond es inconmensurable. Sólo por esta vista vale la pena venir adrede aquí.



Con algunos problemas de orientación que el gps nos resolvió, bajamos por el circo de Cotatuero, que estaba precioso, con mucha agua y muchas edelweiss. Es curioso como en Ordesa hay bastantes puntos donde se encuentra estas flores, mientras que en Pirineos en general no es fácil (o yo soy torpe) verlas. Ibamos un poco justos de tiempo y no tuvimos tiempo para darnos un bañito en una poza al pie de una cascada, justo antes de las clavijas, aunque la temperatura del agua en cualquier caso tiraba para atrás.

Cascadas en Cotatuero

Y lleno de edelweiss, ¡qué bonitas, y raras!

En cuanto a las clavijas, están muy bien, aunque las fotos en este caso exageran un poco el tema. Sí, hay caída y si te caes te matas, por lo que es altamente recomendable llevar arnés y un cabo de anclaje para asegurarse a la sirga, pero ni mucho menos la caída existente es la que parece en las fotos. De hecho, haciéndolas de bajada como las hicimos nosotros, me pareció bastante más peligroso el descenso de la chimenea vertical (si vamos de subida, la primera chimenea) donde no hay sirga y algunas clavijas están dobladas hacia abajo, que el tramo horizontal donde hay más exposición.

Las clavijas

Esta es la típica foto en la que parece que la caída sea de cientos de metros

La chimenea vertical donde no hay sirga y te puedes meter un buen guarrazo

Una vez pasadas las clavijas, seguimos bajando y sin más llegamos al parking y al autobús. De nuevo, habíamos estado casi solos durante toda la ruta. Es salirse de los pasos normales, y no haber gente.

Acabamos supercontentos, aunque con la pequeña espinita del Cilindro, que habrá que quitarse. Bien pensado, debimos esconder la cuerda en el lago Helado, para el próximo intento, ¡ja, ja!

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