Hacía apenas un mes que nos habíamos enterado que en Chelva habían abierto una vía ferrata, así que para allá que nos fuimos Raquel, María José, Toni, Lolo y Carlos.
La ferrata discurre por las laderas del famoso monte de El Remedio, y el sendero de aproximación empieza al lado del santuario, al que se puede subir en coche; otra opción es la bici, y así lo difícil del día no será la ferrata, porque hay unas cuestas del copón.
Nos gustó mucho la ferrata, porque es muy variada, y además tiene variantes y escapes que permite a cada uno elegir la dificultad (desde K3 a K6).
Se empieza con un tramo fácil, atravesando un puente de planchas, y enseguida llegamos a la tirolina, de 50 m de longitud, que por cierto, nos la podemos saltar por un corto sendero que sale a la izquierda. La instalación tiene mucha comba, la pendiente es poca, y nuestra polea no era speed, por lo que ninguno llegamos al otro lado y tuvimos que tirar de brazos, pero no cuesta mucho. Otra cosa que no ayudó fue que, al colgarse, la distancia al cable superior de seguridad es bastante grande, por lo que es recomendable cogerse a éste con un cabo muy largo, para evitar que roce y nos frene. Vimos a un grupo detrás que con una polea speed sí que llegaban al otro lado (y sin estamparse con el muro final, que queda lejos).
El puente de planchas, Chelva a lo lejos |
La tirolina |
Después de la tirolina, los cinco tiramos a la derecha por el tramo K5, siendo la alternativa el tramo K3 que hay a la izquierda. El K5 quizás esté sobrevalorado, ya que es corto, aunque es verdad que tiene un cambio de tramo que coincide con un desplome físico, y ahí cuesta.
El paso más físico del tramo K5 |
Se llega a continuación a la bifurcación para elegir si nos vamos por el tramo K3, o por el K6. Tres de nosotros tiramos por este último. Empieza con un tramo de quizás 7-8 metros sin escalones, que es más tendido y con bastantes presas donde poner manos y pies. Llegamos entonces a la primera grapa, pero no sé ha acabado aquí lo difícil, ya que las grapas son escasas, y en tres sitios de nuevo hay que buscarse la vida en la roca, que ya no tiene tantas presas. En general, es K6 no por fuerza, sino por tema psicológico, ya que evidentemente es mucho más fácil caerse sin grapas, que con ellas. En cuanto a la dificultad de la escalada, quizás sea cuarto grado o quinto fácil. Nosotros no necesitamos gatos, y con zapatillas de montaña nos bastamos.
El tramo K6, visto desde abajo |
Final del K6, donde se junta con el K3, y el puente mono |
Al final del K6 se sale al K3 y al puente mono, que está chulo, pero sin dificultad al ser corto. Donde acaba el tramo K6 hay montada una reunión para rapelar (30 metros), pero aunque llevábamos idea de hacerlo, se nos hacía tarde, y además baja justo por donde sube el tramo K6 de la ferrata, y viniendo más gente detrás, podíamos molestar.
El grupo en la torre situada arriba, que es donde acaba la ferrata |
En definitiva, una ferrata muy entretenida, variada, y con muy buenas vistas de la Serranía, y Javalambre nevado a lo lejos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario